Estos días hemos estado muy entretenidos en Twitter con la moción de censura, pero he preferido escoger como tema de la semana el asunto de los millenials. Como Padre e Hijo al mismo tiempo el conflicto generacional es algo que me fascina.

Como sabéis, un articulista de El País escribía una columna metiéndose con los millenials y su adicción a las nuevas tecnologías, y le cayeron críticas de todas partes. Es que claro, muy coherente no era el hombre:

Navalón llamaba a los millenials “dueños de la nada”, y venía a decir que no aportaban nada a la sociedad. Lo cual no es cierto en absoluto:

Es más, son la generación más rápida de la historia:

Dotados de una gran inventiva:

Y no es verdad que no se movilicen ni les interese la vida real:

La descripción que hace de ellos Navalón nos recuerda a alguien:

Quien no sea millenial que tire la primera piedra. O dé el primer like:

Además, no todos los millenials son iguales:

Y no tienen nada que envidiar a generaciones anteriores:

Como a sus predecesores, se les dibuja un oscuro porvenir:

Y los que vienen detrás tampoco son mejores:

Al menos ya han conseguido algo:

En todo caso su educación será culpa de sus educadores, ¿no?:

Vale Iñigo, tú no:

Lo que tienen que aguantar:

Como siempre, los Simpson ya lo predijeron:

En fin, dejemos que siente cátedra un miembro de la generación más brillante, la del Siglo de Oro: