“Es tiempo de tender puentes con los luteranos”. Eso vino a decir recientemente el Papa Francisco, al hilo del 500 aniversario de la Reforma protestante. Aquel movimiento religioso promovido por el fraile alemán Martín Lutero que, durante siglo y siglos, ha sido tratado por millones de cristianos como si fuera un ser diabólico. Por cierto, la Editorial Ciudad Nueve pretende no olvidarse de él, de su entorno y de la teología luterana.

¿Y por qué no puede decirse que, en ambientes políticos, sería muy adecuado “buscar siempre puentes entre unos y otros”? Veamos lo que ha pasado estos días en torno al PSOE y a Podemos. José Luís Ábalos ha sido un fichaje de primera división de Pedro Sánchez. Pablo Iglesias, por su parte, parece que sí, que está vez empieza a entender que el Partido Socialista no es precisamente un grupo de horteras que van a salto de mata.

De modo, que los puentes no están ahora mismo derrumbándose. Todo esto empieza a encajar seriamente, al menos por ahora. No hay peligro de que se hunda el PSOE, que lleva muchísimos años de vida a las buenas y también, de cuando en cuando a las malas. Iglesias se ha dado cuenta, al parecer, que juntos, pueden y deben terminar con el reinado de un tal Mariano Rajoy Brey. El mismo que se lanzó a tocarles el culito a los catalanes. Y así se agrandó la ira en Catalunya.

 Así reina Don Mariano Rajoy, ese gallego que nunca quiere hablar gallego. A pesar de que el mismísimo Don Manuel Fraga Iribarne llegó a regañarle por esta obsesión de utilizar solo el castellano. Que sepa Rajoy que él no podrá tender pronto nuevos puentes. ¡Ojo, Mariano, que leyendo El Marca se le puede acabar la fiesta!