Mezclado confusa o indiferentemente. Ese es el significado que la Real Academia de la Lengua Española concede a la palabra promiscuo. Y aquí estamos asistiendo a mucha promiscuidad, en esta mezcla de políticos que se relacionan con investigados e, incluso, reclusos, en esa gran casa común ajena a la realidad que es el PP.

“Gracias Nacho. Un fuerte abrazo. Ojalá se cierren pronto los líos”. Esas líneas enviadas en un sms son las que remitió el ministro de Justicia, Rafael Catalá, al ex presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, prisionero hoy por orden judicial por sus presuntos actos irregulares. Fue en noviembre pasado, el día en que se confirmó en el cargo al ejecutivo de Rajoy, tras la travesía del Gobierno en funciones. Y González –Nacho para Catalá- le felicitaba por ello. Luego, Nacho le contó al presidente colchonero, Enrique Cerezo, entrenado en la escuela mafiosa de Jesús Gil, que había recibido “un mensaje encantador” de Rafa, según relata el diario El Español.

No es la primera vez que conocemos una promiscuidad de ese jaez. Recordemos el mensaje a Bárcenas sé fuerte Luis”, nada menos que del presidente Mariano Rajoy Brey.

Según avanzan las investigaciones, aparecen más noticias sorprendentes de estos enjuagues. Hasta el punto de que como, en todo gran culebrón que se precie, aparece también la femme fatal, la anónima magistrada X de la Audiencia Nacional que  informó a Mauricio Casals,  presidente de La Razón,  la Sin Razón,  el diario palmero de Rajoy Brey, de que estaban grabando al que había sido mano derecha de González en Sudamérica, Edmundo Rodríguez.

“Una amiga de la casa” le contó González, al popular Eduardo Zaplana. Además, se ha visto que el fiscal anticorrupción Moix ha asegurado  que los micrófonos situados en el despacho de González eran con fines de la investigación, no para averiguar de dónde venían las filtraciones. Por cierto, Ignacio González también se alegró del nombramiento de Moix. Es decir: mucha mezcla y mucha confusión indiscriminada. "Promiscuidad".