Todos los elementos se vuelven en contra de su natural tendencia a no hacer nada. Ni siquiera en el tema más candente, Cataluña. Crece el ruido en torno a su aparente apatía hacia un problema que, según afirma, le preocupa mucho, pero sobre el que ha dejado pasar el tiempo para que fueran otros los que movieran ficha.

Siempre igual, al menos desde que en 2012 fracasó rotundamente la reunión con Artur Mas sobre la propuesta catalana de pacto fiscal. Después de casi cinco años de tiras y aflojas cada vez más tensos Rajoy lo ha conseguido una vez más: todos los actores de este psicodrama se han movido hacia adelante excepto él. Pero el escenario se ha detenido de golpe y muestra una foto fija con una serie de personajes que miran hacia él con ansia de respuestas.

A pocos meses de que se produzca el catastrófico choque de trenes que algunos vaticinan esto es lo que puede ver Rajoy frente a su inerte pasividad:

1.- Una Generalitat que acaba de pedir que se ponga fecha a una reunión entre Puigdemont y Rajoy y que en ella se hable del referéndum que el gobierno catalán quiere convocar en un plazo de meses. PSOE y Ciudadanos están de acuerdo en que se produzca esa negociación.

2.- Un Artur Mas que afirmó ante un grupo de alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid que existe una tercera vía para evitar la independencia. En la rueda de prensa del viernes tas el consejo de ministros, el portavoz Méndez de Vigo afirmó que le parecía una aportación interesante.

3.- Una alcaldesa de Barcelona que pidió recientemente que el proceso se haga bien y tenga validez. En una entrevista radiofónica reciente, Ada Colau pidió al gobierno de la Generalitat que no ponga fechas que se incumplen sistemáticamente.

4.- Un PSOE en vías de recuperación electoral y que no tardará en dirimir sus discrepancias en torno a la situación. Con el líder de los socialistas catalanes bastante domesticado tras sustituir su apoyo a Pedro Sánchez por una promesa de neutralidad ante las primarias, lo más probable es que el PSC se pliegue ante las tesis que salgan finalmente de Ferraz

5.- Una Esquerra Republicana que, según ha dicho Oriol Junqueras, delega las posibilidades de diálogo a la reunión entre Puigdemont y Rajoy. Sin embargo, el vicepresidente de la Generalitat mantiene el pulso con ambos con el referéndum como baluarte, y ha convocado para el 4 de marzo un acto que prevén multitudinario en favor de la consulta soberanista.

Este es el panorama. Un Rajoy con un gobierno en funciones respondió hace un año a un falso Puigdemont, en la broma de una emisora catalana, que tenía la agenda muy libre para fijar una reunión. Se le escuchaba animado e incluso esperanzado. Ahora podría argumentar que no tiene huecos libres, pero se retrataría de nuevo como el Rajoy inmovilista que no responde a las propuestas que están sobre la mesa. Lo que tiene ante sí es una bomba de relojería con la fecha programada. Evitar que le estalle en la cara es cosa suya.