Guatemala ocupa uno de los primeros puestos en feminicidios a nivel mundial. Esta semana son las protagonistas en Madrid a través del documental: "Guatemala. Cuando el futuro perdió el miedo" de Jordi Ferrer.

El Grupo Gualtemalteco de Mujeres ha documentado que entre el año 2000 y 2016, un total de 9,700 mujeres y niñas fueron asesinadas en dicho país. Tiene la tercera tasa más alta de feminicidio del mundo, después de El Salvador y Jamaica. En 2008, Guatemala fue el primer país en reconocer oficialmente el feminicidio como un crimen.

Naciones Unidas alertó en abril de este año que 14 de los 25 países del mundo con las tasas más altas de feminicidio se encuentran en Latinoamérica.

Las raíces de esta situación se remontan al pasado brutal del país y, en particular, a la guerra civil de 36 años. Un informe de la ONU afirmó que el abuso sexual había sido generalizado y sistemático. Se estima que un 25% o 50.000 de las víctimas de la guerra en Guatemala fueron mujeres.

“La violación fue utilizada una vez más como arma de guerra”, afirma Helen Mack, de la fundación Myrna Mack ( su hermana murió tras ser acuchillada en las calles por un escuadrón de la muerte en 1990) . “Tras la Guerra, unos 40.000 hombres que habían sido entrenados para violar mujeres retornaron a sus hogares y no recibieron ayuda para regenerarse. Por lo tanto redirigieron su agresividad contra de sus esposas, madres y novias”, añade Helen.

En estos momentos hay tribunales de feminicidios en 11 de los 22 departamentos o provincias del país, donde los jueces y policías reciben entrenamiento sobre crímenes de género.

Pero tras la violencia el principal problema es la impunidad. Los índices de impunidad alcanzan el 98%, según la Comisión Internacional contra la impunidad en Guatemala

Esa es la realidad que ha querido reflejar Jordi Ferrer en su documental "Guatemala. Cuando el futuro perdió el miedo".

El film comienza con esta frase: La historia de Guatemala está escrita con sangre y lágrimas en el cuerpo y en el alma de las mujeres e hijas y cada una de sus terribles páginas han sido redactadas por la mano del colonizador, del racista, el explotador, el misógino o el pandillero.

El feminicidio comenzó con la llegada de los españoles, nos relata el documental, y con la estructura que crearon siendo los blancos la cúpula y los mestizos la base de la sociedad. Una exclusión política, social y económica de los mulatos. De 1944 al 54 fue la única época democrática, con grandes transformaciones sociales. Después comenzaron con la dictadura de Rios Mont, apoyado por oligarcas, militares y la iglesia, los desplazamientos obligados de los pueblos para trabajar en las zonas elegidas por la oligarquía (petróleo, energía eléctrica), asesorados por Estados Unidos, con la única finalidad de tener esclavos que trabajasen para ellos. El que no obedecía era matado “pero no asesinado” como decía el dictador. Y ahí comenzaron las torturas, las matanzas, las violaciones. El genocidio y el feminicidio.

Las viudas se convirtieron en la columna vertebral de la sociedad, de la resistencia, del exilio, de la manutención familiar. Por eso fueron especialmente reprimidas y asesinadas. Eran considera enemigas de los poderes económicos-militares, que controlaban minas, tierras y narcotráfico, pero también la política, los jueces.

Respecto al futuro del país: “Lo más probable es que ¡quién sabe!”, esa es una célebre frase guatemalteca con la que finaliza el documental.