El paradigma empresarial ha cambiado mucho en los últimos años. En este nuevo ecosistema, las grandes compañías cada vez valoran más el desarrollo y el impulso de buenas ideas en sus plantillas, del mismo modo que muchas personas deciden emprender para aprovechar las oportunidades que genera la apertura al mundo digital. Con esta cantidad de variables, surgen aún más formas de colaboración entre empresas y la relación entre grandes y pequeñas compañías es más fructífera que nunca.

“La relación entre grandes empresas y startups es el gran descubrimiento de los últimos años. Lejos de tener que competir entre ellas, su unión hace que ambas se beneficien enormemente y que aceleren mucho más en la carrera de la innovación. La gran corporación puede beneficiarse de aspectos como la agilidad, la creatividad y la flexibilidad de una startup; mientras que las startups pueden apoyarse en las grandes infraestructuras que tienen una empresa consolidada, como sus departamentos legales, económicos y de recursos humanos”, explica Brais Comesaña, Head of Venture Studio en Corporate LAB.

Qué es el intraemprendimiento

Otra de las fórmulas en la que conviven estos dos tipos de empresas es a través del intraemprendimiento, es decir, el desarrollo de ideas innovadoras dentro de una organización con el fin de generar valor. Para Comesaña, “en una gran empresa, es importante que la innovación venga promovida desde los niveles más altos de la jerarquía y que se impulse también de una forma estratégica, que se incluya en los objetivos y hojas de ruta. También ayuda que se impulse desde los equipos de recursos humanos con cambios culturales, como eventos de innovación o programas de intraemprendimiento. Este espíritu innovador a menudo es contagioso, por eso trabajar de la mano de un equipo como el nuestro supone un soplo de aire fresco, se fomenta el espíritu emprendedor, disruptivo y creativo”.

Corporate Lab se encarga de fomentar este intraemprendimiento

 “Lo que hacemos es identificar oportunidades de negocio en un determinado sector y construir startups para estas grandes empresas, con todo lo que esto implica, desde el equipo hasta el  modelo de negocio. Nuestro objetivo es ayudar a los CEOs a que innoven, a que desarrollen nuevos negocios, productos o servicios que les permitan mantenerse siempre como una opción competitiva en el mercado. Muchas veces, estos CEOs no son conscientes de que cuentan con unas ventajas competitivas que les permiten realizar estos proyectos con mucha agilidad, les cuesta destinar recursos (humanos y de tiempo), o no saben qué acción llevar a cabo. En ese punto es donde una gran empresa puede contar con un venture studio como Corporate Lab”, expone Brais Comesaña.

Un modelo de negocio que arrasa

Corporate Lab ha sido capaz de validar este modelo de negocio con varios proyectos de éxito; entre los que se encuentran Okify (un SaaS para agencias inmobiliarias que cualifica inquilinos), Equipzilla (un marketplace de alquiler de maquinaria) y Coventia (una aseguradora digital de seguros de vida). Unos proyectos que para Comesaña “fueron la prueba de que Corporate Lab era un proyecto de empresa solvente y, con un modelo ya validado, entendimos que podíamos ayudar a más empresas a crear sus propias startups”. Una realidad que les hace ser ambiciosos.

 “Nuestro objetivo en la actualidad es consolidarnos como venture studio. Hemos conseguido validar nuestra metodología con un 100% de casos de éxito; ahora estamos preparados para llegar a más clientes y poder contribuir al panorama de innovación empresarial en España”.

 

Corporate Lab nace, dentro del Grupo VIKO, con la intención de dar soluciones innovadoras a los clientes que ya formaban parte de su cartera, ayudándoles a identificar nuevas oportunidades en su sector, lanzando modelos de negocio complementarios al que ya tenían. En este proceso y afán innovador, “nos dimos cuenta de la enorme necesidad que tienen las grandes empresas de innovar y de que además tienen una serie de ventajas injustas (si las comparamos con startups) de las que se pueden aprovechar. El problema es que la mentalidad innovadora puede no estar presente en una gran empresa o puede que choque con otros objetivos. La aversión al riesgo para proteger KPIs, la dificultad para involucrar talento interno por la carga de trabajo o la política interna entre roles suelen ser algunos de estos obstáculos” argumenta el Head of Venture Studio de Corporate LAB.

La base de cualquier proyecto innovador es una idea que brinde oportunidades de éxito, una tarea bastante compleja para los equipos que han de encontrar la forma de ser disruptores en cualquier sector. Pero el trabajo no termina ahí; “una vez que recabamos ideas de nuevos proyectos (ya sean modelos de negocio, productos o servicios), entramos en una fase de validación. Para esto llevamos a cabo un gran trabajo de investigación, test y análisis del mercado. Uno de nuestros sellos es que también creamos los prototipos y productos mínimos viables de forma muy ágil, para poder continuar analizando los resultados, testeando el mercado hasta encontrar un encaje entre el producto y el mercado”, detalla Comesaña.

Finalmente, el proyecto termina por escalarse, según explica Brais Comesaña, “con todas nuestras herramientas de marketing, desarrollo y producto. El resultado es que la corporación se lleva un negocio validado y un equipo independiente que lo puede continuar escalando a largo plazo”.

 

El intraemprendimiento, la innovación abierta y la creación de nuevos negocios son campos que han tomado impulso desde hace años, pero con más fuerza en los dos últimos. Pese a que la pandemia ha hecho que muchas empresas se aprieten el cinturón, también ha provocado una concienciación general acerca de la importancia de renovarse. Los casos concretos de la digitalización y de la adaptación al teletrabajo han sido una especie de caballo de Troya en este sentido, convenciendo a muchas de las personas que toman las decisiones de que el inmovilismo solo es una condena hoy en día.