La financiación sostenible comienza a ganar fuerza en España. Vinculada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que se adoptaron en 2015 junto al Acuerdo Climático de París y tienen como prioridad paliar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad, está impactando en el sector bancario y financiero agrupando “la deuda de instituciones públicas o privadas comprometidas para la financiación o refinanciación de proyectos verdes y socialmente responsables”, según explica Bankia en su web. “Bajo la denominación verde se pueden incluir, entre otros, proyectos destinados a energías renovables, de eficiencia energética, de prevención y control de la contaminación, de gestión sostenible de los recursos naturales, de transporte limpio o gestión sostenible del agua”. También existen las inversiones enmarcadas dentro del ámbito social, grupo que contempla “proyectos orientados al desarrollo de una infraestructura básica asequible, acceso a servicios esenciales, vivienda asequible, generación de empleo o seguridad alimenticia”. Y por último, en la financiación sostenible, los fondos son destinados a una “combinación de proyectos verdes y/o sociales”.

En este escenario, las hipotecas verdes son un producto poco conocido que vincula el tipo de interés con la calificación energética del inmueble, y ofrece préstamos más baratos para promover una obra nueva o reformar inmuebles ya construidos.

Estos créditos se dirigen sobre todo a promotores, con posibilidad de subrogación al comprador de la vivienda, y premian el bajo consumo de los edificios con un tipo de interés por debajo del mercado normal. También se pueden solicitar para efectuar reformas en viviendas ya construidas y hacerlas así más eficientes.