Hace tiempo que se advierte de que la actividad y el modo de vida del hombre están afectando a los animales. En relación con los chimpancés, se ha acuñado la locución hipótesis de la perturbación para describir el efecto en términos de pérdida de hábitat, población y repertorio de conductas. Ahora, un estudio realizado en casi 150 comunidades de chimpancés africanos y publicado en Science constata las dimensiones del impacto.

Dirigen el estudio Hjalmar Kühl y Ammie Kalan, del Departamento de Primatología del Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad, y han participado en él investigadores del Instituto Jane Goodall España. El análisis se ha centrado en los ‘comportamientos culturales’ de los chimpancés, como la elaboración y uso de herramientas, que aprenden unos de otros, normalmente de madres a hijos.

“Uno de estos comportamientos, por ejemplo, puede ser la extracción de termitas de un termitero con un palo especialmente elegido y modificado”, ha explicado a Agencia Efe Liliana Pacheco, coautora del estudio y directora del programa de investigación y conservación de chimpancés salvajes del Instituto Jane Goodall (IJG) en Senegal.

El estudio ha manejado datos obtenidos de la recogida de muestras, el uso de cámaras trampa y las observaciones ambientales y demográficas, y desde ahí, se han comparado una treintena de comportamientos en cada comunidad de chimpancés. Así, los investigadores determinaron que la diversidad de comportamiento de los grupos de chimpancés que habitan en áreas con alto impacto humano se reducía hasta un 88 por ciento. Se detectó, por ejemplo, que los chimpancés dejaban de cascar nueces para evitar hacer ruido y no ser detectados por los humanos, un cambio de actitud que “a la larga dejará de transmitirse y se diluirá en el tiempo”, advierte la investigadora.

Algo similar sucede con las conductas de vocalización que utilizan para localizarse entre grupos, “hemos visto que algunas poblaciones ya no las utilizan para nos ser descubiertos por los humanos y sortear así el riesgo de caza y el tráfico de crías”.