El tigre no existe. Es ya solo un recuerdo para estampar su imagen en camisetas y parches. Puede que veas alguno en algún zoo. Pero desengáñate. El tigre como especie salvaje ya no existe

4.700 son los tigres que quedan en libertad. Aunque decir libertad es ser muy optimista. Estos ejemplares se encuentran en tan solo un 7% de lo que históricamente se ha considerado el territorio del tigre. En espacios tan fragmentados que hace imposible el contacto de unos con otros.

El resumen de estos datos es que el futuro de gran felino es inviable. La necesaria mezcla sanguínea que permite a las especies prosperar es imposible. Y a fuerza de aparearse individuos de las mismas familias, la falta de renovación genética los hará más débiles y propensos a enfermedades congénitas.

Un 97% menos en 100 años

Si antes no acabamos con ellos por los tradicionales métodos humanos. Porque en menos de un siglo hemos provocado un descenso del 97% en el número de tigres en estado salvaje. La caza para evitar que atacaran al ganado, la destrucción de sus hábitats para los cultivos y, sobre todo, abatir a los animales por puro deporte han diezmado las poblaciones de tigres hasta hacerlos desaparecer.

Puede parecer un mensaje pesimista, más cuando se analizan los resultados de algunas políticas conservacionistas. Por ejemplo, en Nepal, los distintos programas de las autoridades aseguran que han logrado prácticamente doblar el número de tigres que viven en libertad en el país.

También la India ha anunciado un incremento cercano al 20% desde 2015. Sin embargo, cuando estos datos se trasladan a números absolutos vemos que son cifras ridículas. 235 tigres en Nepal y casi 3.000 en India