Aquellos que niegan la crisis climática en Estados Unidos, sus causas y consecuencias, están teniendo un ejemplo en sus propias narices. Porque en Alaska, el estado más al norte del país, prácticamente en el Ártico, se están registrando las temperaturas más altas de la historia. 

La pasada semana, las temperaturas experimentaron una rápida y drástica subida. Desde los 21 grados hasta más de 30 en unos días. Y registrar 32 grados en un área tan septentrional es sin duda una señal de que algo no va bien. 

En Anchorage, la capital del estado, se batió el récord de temperatura el pasado jueves. Ese día los termómetros rebasaron los 31 grados, algo que jamás había pasado antes. La anterior marca estaba en los 25,5 grados y data de nada menos que de 1969.

Una de las consecuencias más graves es que la sequedad del ambiente y el calor están provocando que los incendios que se producen en la zona avancen a mayor velocidad. El día 5 un rayo provocó un incendio forestal que devoró más de 35.000 hectáreas en las cercanías de la capital. El fuego, denominado el Incendio de Swan Lake, tardó varias día en ser controlado.

El clima y la falta de viento provocó que buena parte de la ciudad de Anchorage quedara cubierta por el humo, que llegó a afectar al aeropuerto. 

No parece que los científicos tengan muchas dudas de a qué se deben estas inusuales temperaturas en la zona. Pero sí manifiestan su preocupación porque los termómetros estén entre 10 y 20 grados por encima de la media de los últimos años. Consideran que frentes de altas presiones como el que ha llegado hasta las costas sur del estado serán cada vez más frecuentes.