Operaciones de salvamento de inmigrantes, rescate de pesqueros, barcos turísticos a la deriva… Son situaciones dispares con un denominador común: la inestabilidad del mar convierte estas alertas en procesos especialmente delicados para los equipos de emergencia que las atienden, que pueden tener dificultades o retrasos para acceder a las escenas, y sufrir condiciones climáticas o corrientes costeras cambiantes que pueden incluso desplazar a las víctimas. Ahora, un grupo internacional de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ZTE) y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha desarrollado un método de cálculo que facilitaría la búsqueda para el rescate en el mar.

Se trata de un algoritmo matemático que el equipo ha desarrollado utilizando herramientas de teorías de sistemas dinámicos y datos de guardacostas, y puede predecir adónde se conducen personas u objetos en la superficie del mar. Hasta ahora los equipos de salvamento marítimo han obtenido la información acerca de dónde podría ubicarse una persona que se encuentre a la deriva en el mar manejando patrones de dinámicas marinas, predicciones meteorológicas y experiencias previas. Pero esos pronósticos son a menudo inexactos debido a los cambios tan rápidos que se producen en las aguas costeras, así como la falta de datos sobre el caso concreto que se investiga.

Y como consecuencia, las primeras búsquedas suelen hacerse en un radio de acción poco preciso. Sin embargo, en sus cálculos matemáticos, los científicos han descubierto que los objetos que flotan en la superficie del mar se acumulan a lo largo de ciertas curvas, los llamados "perfiles de atracción transitoria" (TRAP), que no se perciben a simple vista.

El nuevo algoritmo de búsqueda se ha probado en dos experimentos separados cerca de la isla de Martha’s Vineyard, en la costa noreste de América del Norte. Los participantes en las pruebas fueron investigadores de ETH, un equipo del Departamento de Ingeniería Mecánica del MIT, un grupo del Instituto Oceanográfico Woods Hole y un equipo de la Guardia Costera estadounidense. Los equipos utilizaron, en tiempo real, los mismos datos que la Guardia Costera estadounidense, y observaron cómo las boyas desplegadas y los maniquíes de prueba se reunieron a lo largo de las curvas calculadas.