Qué fabuloso trabajo ha de hacer un animal para convertirse en un personaje público. Eso o protagonizar una película de Disney. El caso que nos ocupa es del primer tipo. El de la gorila Koko que aprendió a hablar y que acaba de fallecer.

A los 46 años

La noticia ha supuesto un duro golpe para la Fundación Gorila, en la que Koko ha vivido prácticamente toda su vida. 46 años tenía el fabuloso animal que cambió nuestra percepción de la inteligencia de los grandes primates.

La vida de Koko nunca ha estado en contacto con el mundo salvaje en el que residen sus iguales. Nació en 1971 en el zoo de San Francisco y desde su nacimiento fue sujeto de estudio.

La etóloga Penny Patterson comenzó a adiestrarle y a tratar de comunicarse con ella. Finalmente logró intercambiar algunas palabras con el primate a partir de la lengua de signos.

A partir de ahí, Koko se convirtió en una celebridad. Varios documentales y multitud de artículos y portadas de revistas la pusieron sobre el foco mediático. Por fin un humano comunicándose con un animal.

La mascota de Koko

El paroxismo llegó en 1985, cuando Patterson se atrevió a poner al alcance de la enorme hembra de gorila y desvalido gatito. Koko no solo no lo despedazó sino que lo adoptó como algo más que una mascota. 

Toda la trayectoria vital de tan relevante animal fue recogida en un libro que a día de hoy sigue siendo un best seller y libro de texto en multitud de escuelas en todo el mundo.

Ahora, la Fundación Gorila lamenta la pérdida de su más famoso huésped. Y asegura que el legado de Koko permanecerá presente para continuar comprendiendo la psicología de estos primos lejanos de los humanos, y contribuir así a su preservación.