Los pasos para la implantación total de las energías renovables parecen lentos. A veces, desesperantemente lentos. Pero hay que tener en cuenta que implican a países, instituciones, empresas y ciudadanos y cualquier avance debe ser dado por bueno. Como el acuerdo alcanzado ayer por la Unión Europea


Solución de compromiso

Este acuerdo establece que en 2030 el 32% de toda la energía que se consuma en la Unión será de origen renovable y limpio. Efectivamente parece un porcentaje modesto cuando ya hay países que han establecido ese objetivo en el 100%. 

Sin embargo, puede considerarse un triunfo si se tiene en cuenta que los gobiernos de los 28 países que forman la UE proponían un tímido 27%. La cifra final es un objetivo de compromiso con el 37% que quería imponer la Eurocámara.

Financiación

Ningún acuerdo de este calado puede hacerse realidad sin financiación. Quizá esa sea la parte más relevante del documento firmando. En él se establece la creación de un fondo europeo para el desarrollo de energías renovables, especialmente pensado para apoyar en la transición energética a las zonas que más dependen todavía del carbón y otros combustibles fósiles. 

En la actualidad, la cuota de energías limpias que se consumen en la UE es un raquítico 17%, sobre todo lastrado por países con fuerte dependencia del carbón como Polonia y algunas zonas de España. Con este dato se entiende que el acuerdo sí establece un objetivo ambicioso, sobre todo porque se estipula una revisión en 2023, que siempre será al alza

El objetivo final es hacer todo lo posible para que la UE cumpla con los acuerdos de París sobre reducción de emisiones y control del cambio climático y aprovechar la tendencia a la baja de los costes que las energías limpias llevan implícitos.