Los turistas occidentales generamos cuatro veces más CO2 del que se creía hasta ahora. Con Servicios y productos. Viajes en avión, gasolina de los coches, tiendas de recuerdos, aire acondicionado, estancias en los hoteles... La Universidad de Sidney han publicado esta semana en la revista Nature Climate Change un estudio que, con datos de 160 países obtenidos y entre 2009 a 2013, ha hecho un cómputo de todos los elementos habituales en nuestras vacaciones que son, además, gravosos con el medio ambiente. El estudio concluye que el turismo, que el año pasado superó los 1.300 millones de personas, es responsable del 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, cifra que cuadruplica los cálculos precedentes y equivale las emisiones de los coches o el metano que expulsan las vacas.
Las emisiones, estima el análisis, aumentaron de 3,9 a 4,5 gigatoneladas entre los años 2009 y 2013. Las cifras superan las predicciones previas porque antes no se había computado el gasto energético de los turistas en el destino, como el del transporte de alimentos o las emisiones de los coches de alquiler. La previsión muestra que puede llegarse a 6,5 gigatoneladas en 2025.
Los científicos reclaman a la comunidad internacional que contemple el turismo global en sus compromisos climáticos futuros, y recomiendan crear impuestos sobre el carbón o esquemas de comercio de carbono, en particular para el sector de la aviación, que, aunque ha disminuido sus emisiones en los últimos años, todavía sigue siendo muy contaminante.