Las aplicaciones conocidas popularmente como “para ligar” han abierto un nuevo mundo en las relaciones y el modo de establecerlas. Pero seguimos manteniendo viejos esquemas en el momento de hablar. Por ejemplo, mentir, o al menos, maquillar la realidad. 

Fase de conocimiento

¿Pero cómo mentimos en Tinder, Happn, Inner Circle, etc? Ahora un estudio realizado por alumnos de comunicación de la Escuela de Humanidades y Ciencias de Stanford ha tratado de desentrañar nuestro comportamiento en estos entornos. 

Para ello analizaron más de 3.000 mensajes enviados por 200 voluntarios. Se trataba de descubrir cómo de sinceros son las personas que buscan impresionar a su interlocutor. Y los resultados son realmente sorprendentes sobre los términos en los que establecemos esas relaciones. 

Lo principal es que se confirma que empezamos a mentir incluso antes de conocer a la otra persona. Es lo que se denomina “fase de conocimiento”, que es lo que hay entre el match y la cita formal. Pero no son grandes mentiras las que soltamos. Solo el 7 por ciento se atreve con trolas de gran tamaño. 


Mentiras de protocolo
Los demás suelen exagerar un pelín en aspectos como la altura (una pregunta inevitable en los primeros momentos), el trabajo (solemos alargar el nombre de nuestro puesto como en un chiste de Forges) y, aquí viene la sorpresa, cuánto nos gusta “El Diario de Noah”.

Lo que sí menudean son las “mentiras de protocolo”. Aquellas que soltamos cuando queremos acabar una conversación, y en estos casos muchas veces la relación misma. Aquello de “buff, el jueves me viene fatal, tengo trabajo”, “Este finde imposible, me voy de viaje”, “¿Mañana? Vaya, me apetecía todo, pero viene mi prima de Eslovaquia”. Y así. 

Aunque el estudio no tiene ambición de sentar cátedra, sí apunto algunas conclusiones. La principal es que, por lo general, tampoco mentimos tanto. Es más bien, pequeñas alteraciones estratégicas. Y es que, según los autores, en realidad, aunque sean relaciones embrionarias y, en ese instante, virtuales, buscamos crear un ambiente de sinceridad y confianza. Vamos, la base de cualquier relación.