Es cierto que por cada noticia buena sobre medioambiente hay diez malas. Pero precisamente por eso, las buenas noticias merecen tener más eco. Y sobre todo, las personas implicadas en salvar nuestro planeta. Como el científico peruano-japonés Marino Morikawa. 

La pasión de Morikawa

Morikawa es la figura detrás de la recuperación de uno de los ecosistemas más importantes y más castigados de Perú: el lago Titicaca. Con su talento, tecnología, conocimiento y mucha pasión, ha conseguido regenerar las aguas del lago y devolverle gran parte de su biodiversidad. 

La vida de Morikawa está unida a otro humedal peruano, el del Cascajo en la provincia de Chancay. Ahí paso su infancia pescando con su padre. Hasta que se afincó en Japón para estudiar el doctorado en Ciencias Ambientales, especializándose en biomasas. 

Recuperó el 98% de un humedal

Un buen día recibió la llamada de su padre: El cascajo estaba desapareciendo. La sobreexplotación y la contaminación habían dejado el ecosistema en estado crítico. Marikawa no se lamentó, se puso a trabajar. Mediante la tecnología de microburbujas, más pequeñas que las que vemos en la gaseosa, logró limpiar el humedal de bacterias y con ellas desaparecieron también las algas y planctón que cubrían el lago y consumían el oxígeno. En poco más de dos años recuperó el 98% del humedal.

El siguiente reto fue aún mayor. Repetir la experiencia en el lago Titicaca. Y el éxito fue parecido. En solo dos semanas recuperó el 1% de las aguas del lago, demostrando la efectividad de su método. Este triunfo llamó la atención de las autoridades tanto peruanas como bolivianas, que decidieron incrementar la financiación del proyecto de Marikawa. 

Ahora Marikawa se ha propuesto continuar con la recuperación de espacios naturales. Espera ser capaz de devolver la vida al 70% de los hábitats naturales del país andino.