El deshielo del Ártico podría estar dejando al mar más expuesto a olas que podrían agitar sedimentos y liberar radio, expandiéndolo por el océano hacia la superficie de la plataforma ártica de Siberia oriental, que es la plataforma continental más grande de la Tierra, relativamente poco profunda (con una media de 50 metros), pero que se extiende a lo largo de unos 1.500 kilómetros de la costa.

Y es que los sedimentos de las plataformas continentales, que constituyen la mitad del territorio del Océano Ártico, contienen isótopos de torio, que se degradan radiactivamente formando un vasto depósito de radio y otros compuestos químicos, además de nutrientes, carbono y productos químicos, y de impulsar el crecimiento del plancton en el fondo de la cadena alimentaria, lo que afectaría a los peces y los mamíferos marinos, y cambiar el ecosistema ártico. Es la conclusión de un estudio reciente de la Institución Oceanográfica Woods Hole, que ha señalado, por el fenómeno descrito, un aumento de casi el doble en las concentraciones de radioactividad (radio 228), entre 2007 y 2015.

Un cambio en el ecosistema ártico

No existen registros sistemáticos de las concentraciones de radio en el Ártico antes de 2015, pero mediciones localizadas realizadas en 1994, 2002 y 2007 sí han permitido al equipo científico concluir que el radio-228 ha aumentado de forma pronunciada durante el período 2007-2015. Con todo, es aún una radiación baja como para resultar una amenaza, pero podría convertirse en ello si la tendencia siguiera incrementándose. En combinación con la mayor luz solar que llega a la superficie del mar a medida que se derrite el hielo, esto podría aumentar en gran medida la productividad biológica, transformando el ecosistema ártico.