El rey Felipe VI celebró su 51 cumpleaños en Irak, hasta donde se desplazó para expresar su “orgullo” y agradecimiento a las tropas españolas que participan en la misión de la OTAN que adiestra al Ejército iraquí en la lucha contra el DAESH. La Casa Real no informó del viaje por motivos de seguridad. De lo que tampoco informó es de que se iba a cometer un profundo error de diplomacia.

Al aterrizar en Bagdad el avión en el que se desplazaba sacó dos banderas. Por el lado derecho, la española, y por el izquierdo, una iraquí, pero no era la bandera actual.

La enseña que se exhibió era la del régimen Baasista, utilizada entre los años 1968 y 2003. Contiene los colores rojo, blanco y negó, al igual que la actual, pero con tres estrellas verdes en la franja central.

Durante la etapa de Saddam Hussein se añadió a la bandera la frase Allahu akbar (Alá es grande). Y para romper con dicha etapa, en 2003 se eliminaron las estrellas baasistas.

La Casa Real ha pedido perdón, pero ha culpado a los pilotos del avión: “Ofrecemos nuestras profundas disculpas por el error que nuestros pilotos han hecho esta mañana poniendo una bandera anterior de la República de Irak durante la visita. Este error será corregido esta tarde a la salida. Mientras tanto, la visita histórica tiene lugar de una manera excelente”.

Y como era de esperar, ha recibido algunas críticas en Twitter.