“Un número cada vez mayor de usuarios de internet visitan foros alternativos o emergentes. Estas plataformas son llamativas para los usuarios por variadas razones”, explican Heather J. Williams, Alexandra T. Evans, Jamie Ryan, Erik E. Mueller, Bryce Downing en su informe “The Online Extremist Ecosystem”, publicado recientemente por Rand Corporation.

En él, analizan el ecosistema creado en internet y, en especial, en las redes sociales por este tipo de grupos radicales para difundir sus ideas. Para captar audiencias utilizan desde nuevas funcionalidades o mayor privacidad, hasta modelos de negocio más interesantes para “consumidores cada vez más preocupados por el mal uso de sus datos personales”.

También las hay que se dirigen “a un grupo específico o que ganan interés como opción emergente y de moda”. En otros casos, “proporcionan un hábitat acogedor para usuarios de internet que, debido a que su discurso es violento, de odio o incendiario, han visto restringido o eliminado de forma permanente su acceso a las redes sociales más populares”.

Los extremistas han demostrado ser eficaces en la adopción de las tecnologías de las redes sociales

Eficacia extremista

El equipo autor de la investigación explica que “desde los primeros días de internet, los extremistas han demostrado ser eficaces en la adopción de las tecnologías de las redes sociales como herramientas para crear y difundir material, atraer y radicalizar a quienes captan, organizar actividades virtuales o en el mundo real y generar ingresos, entre otras funciones”.

El riesgo que supone la huida de los usuarios hacia comunidades de internet nuevas o más pequeñas reside en que “pueden estar expuestos a ideas más radicales o poco convencionales que no son bienvenidas o son poco comunes en plataformas más grandes”.

Tres tipos de espacios

Señalan tres tipos de espacios: el mainstream [lo convencional o tendencia dominante], en el que solo una pequeña porción de contenido es inapropiado o extremo; el fringe [la periferia], donde se mezcla lo extremista con lo no extremista; y el nicho, “abiertamente orientada a una audiencia extrema”.

En el primero, se sitúan las grandes redes: Facebook, Twitter, Reddit, Tumblr o Discord. En el segundo, otras menos conocidas como Parler, 4chan, Gab, Infowars o Ruqus. En las de nicho, desde The Daily Stormer o Said It, hasta otras pequeñas como The Northwest Front o Iron March.

Es difícil para un usuario medio evaluar la credibilidad y carácter de las plataformas

Saber dónde estás

Según explican, “en este entorno es difícil para un usuario medio evaluar la credibilidad y carácter de las plataformas que frecuenta”. A pesar de que cada una desarrolla su propia reputación, “estas a menudo se basan en percepciones generales de sus fundadores o base de seguidores”.

Sin embargo, no siempre reflejan la realidad. Ponen el ejemplo de Parler, que se promocionaba como un foro para “hablar libremente y expresarte abiertamente, sin miedo a ser expulsado por tus ideas”.

Es poco probable que los usuarios sean capaces de evitar totalmente el material radical

Sin escapatoria

A su juicio, es imposible escapar de las garras de las posiciones más radicales: “Dada la escala de internet y la facilidad para producir y diseminar contenido extremista online, es poco probable que los usuarios sean capaces de evitar este contenido totalmente”.

Por eso, han diseñado un modelo de evaluación para las redes sociales, basado en el volumen de su tráfico, visibilidad, resultados en Google, propiedad, política de contenidos, supervisión y moderación de estos, publicidad, si se han producido cierres por parte del proveedor web, anonimato, misión e iconografía.

En base a él, las plataformas con menor volumen de este tipo de material son las que se encuentran en el mainstream, seguidas de las que se ubican en el fringe. Las de mayor exposición son las de nicho, “que se dirigen de forma consciente a una comunidad extrema; algunas pueden ser identificadas por su misión e iconografía o nombre y otras albergan pequeñas comunidades y hacen poco o ningún esfuerzo por moderar el contenido”.

Dentro de estas, también hay dos grandes tipos: aquellas cuyo contenido es principalmente creado por los propios usuarios y las que son gestionadas por un partido o una figura pública y son utilizadas para difundir contenido en una sola dirección.

Incluso las aplicaciones y webs mainstream contienen material dañino

Claves

Por eso, la clave está en las políticas y moderación de contenidos, así como la frecuencia y duración de los cierres de las plataformas por motivos legales.

Sin embargo, advierten de que el modelo “está diseñado para ayudar a los internautas a evaluar el riesgo relativo de exposición” a este tipo de discursos radicales, pero “incluso las aplicaciones y webs mainstream contienen material dañino”.

Por eso, las de mayor riesgo son las que se encuentran en el fringe, porque “no se anuncian como supremacistas” y “muchas de ellas cuentan con políticas de contenido”. Sin embargo, estas “a menudo no se hacen respetar y las plataformas se utilizan para promocionar contenido problemático y codificado”.

“Examinar estas plataformas en el contexto histórico del ecosistema extremista elimina cualquier pretensión de que simplemente existen para promover la libertad de expresión”, concluyen.