Si has conducido estos días por las autovías de nuestro país, habrás podido ver que los paneles luminosos anuncian riesgo extremo de incendio. La lucha contra el fuego es algo que debe preocupar a toda la población, no solo porque puede provocar muertes y lesiones graves, así como pérdidas económicas sino, sobre todo, porque afecta directamente al cambio climático y, en consecuencia, a nuestras vidas.

Como explica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico [MITECO], para que se genere el fuego en el monte y, por lo tanto, la combustión de la madera y de los restos vegetales, es necesario que el calor supere los 100 grados centígrados. Llegado a este punto, la vegetación se seca de forma progresiva por la pérdida de agua.

Esta fase se denomina precalentamiento y supone “un tipo de riesgo a tener muy en cuenta en el avance del frente de un incendio”. Si la temperatura llega a alcanzar el umbral de los 300-400 grados se produce la ignición de los gases inflamables que se desprenden del combustible al contacto con el oxígeno de la atmósfera y se pone en marcha la combustión continuada sin que sea preciso el aporte de calor externo. Este el comienzo del proceso en el que la madera arde sola y llega a alcanzar temperaturas que de hasta 1.000 grados.

España participa en la iniciativa ‘rescEU Transition’ para apoyar a otros países en la extinción de incendios forestales

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Más de la mitad de los incendios forestales son provocados

Menos superficie
La buena noticia es que en 2020 se quemaron en incendios forestales 65.923 hectáreas, frente a las 84.061 de 2019. Sin embargo, el año pasado, el número de grandes incendios [de más de 500 hectáreas] fue de 19, por 14 del anterior. Eso sí, afortunadamente, muy lejos de los 56 de 2019.

La mala es que más de la mitad de estos fuegos son provocados. Y más de uno de cada cuatro se debe a accidentes o negligencias. Por eso, es importante recordar el decálogo básico para la prevención de incendios forestales marcado por el MITECO:

  1. No arrojes cigarrillos ni fósforos al suelo.
  2. No enciendas fuegos en el monte en épocas de riesgo.
  3. Si vas a hacer una quema, solicita la autorización oportuna. Además, extrema todas las precauciones en su ejecución.
  4. En época de riesgo, no utilices maquinaria agrícola o forestal que pueda generar incendios.
  5. Cumple con las restricciones de acceso a zonas forestales en épocas de riesgo.
  6. Extrema las precauciones si empleas fuego en las actividades agrícolas.
  7. Si ves un incendio, avisa de manera inmediata al 112 o al teléfono de emergencia de la Comunidad Autónoma correspondiente.
  8. La seguridad es el factor más importante: nunca intentes apagar un incendio a solas.
  9. En época de riesgo, no utilices herramientas que puedan generar chispas.
  10. No arrojes basuras fuera de los contenedores habilitados.

Nuestro compañero Borja García ha preparado una infografía con todos los datos sobre este tipo de incidentes en nuestro país.

Los incendios forestales en España, en cifras

Los incendios forestales y el cambio climático son dos caras de la misma moneda

Cambio climático
Desde WWF aseguran que “los incendios forestales y el cambio climático son dos caras de la misma moneda”. Según sus datos, “las emisiones debidas a los incendios en 2019 supusieron un repunte a nivel global y se liberaron 7.800 millones de toneladas de CO2, el equivalente a unas 25 veces las emisiones totales de España en un año”.

Desde la organización señalan cómo en Australia se han producido “tormentas de fuego de más de 1.000 grados, que acabaron con la vida de decenas de personas y de más de 1.200 millones de animales”.

Por su parte, los incendios de la Amazonia o Indonesia “tienen un claro trasfondo socioeconómico, el de la deforestación. El cambio de usos del suelo es el origen de estos incendios, principalmente debido al insostenible sistema alimentario predominante, causante del 75 por ciento de la deforestación mundial”.

Más enfermedades
La desaparición de los bosques a consecuencia del fuego incrementa el riesgo de la zoonosis: enfermedades provocadas por patógenos de los que son portadoras poblaciones de fauna silvestre que entran en contacto con los seres humanos, como en el caso del coronavirus.

Incluso en el Ártico, la subida de temperaturas [que han llegado a alcanzar los 38 grados] ha supuesto, según WWF, que hayan ardido “5,5 millones de hectáreas que emitieron 182 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. El Ártico se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta y, como consecuencia, se están generando incendios de alta intensidad”.

Así que, ya sabes, este verano extrema la precaución ante el fuego. Seguro que si toda la ciudadanía se conciencia con este mensaje, conseguiremos acabar con ellos y, de paso, mejorar el medioambiente.