Con el año para estrenar, y dejando atrás el nefasto año 2020, España se asoma a la nueva década con numerosas incógnitas que tendrá que ir desgranando a lo largo de los años. El propio 2021 viene cargado de incógnitas que se deberán despejar según vayan avanzando los meses. Incógnitas que avanzan desde la propia recuperación hasta el horizonte final de la legislatura.

Para comenzar, la pregunta que más inquieta es la duración de la crisis sanitaria. ¿Hasta cuando durarán las restricciones vinculadas a la pandemia? Las vacunaciones han comenzado ya, pero el ritmo de vacunación puede llevar hasta el verano para tener a buena parte de la población inmunizada, estando en riesgo la campaña turística del verano y dando prácticamente por perdida la de Semana Santa. El ritmo de vacunación contrastará con el avance de la posible tercer ola, de la que se habla desde finales de 2020, y que puede verse complicada por la aparición de la nueva cepa británica.

Segunda pregunta: ¿Cómo de intensa será la recuperación? El cuadro macroeconómico y el consenso de los especialistas en predicción económica apunta a un crecimiento entre el 5% y el 7% del PIB, aderezado por el posible impacto de los fondos de recuperación de la Unión Europea. El desempleo tardará meses en darnos buenas noticias, con un crecimiento esperado del paro durante 2021, con lo que esto conlleva de crecimiento de la pobreza y la desigualdad. Si España consolida un crecimiento económico que no se traduce en reducción de la pobreza y el desempleo, tendremos problemas difíciles de resolver.

Tercera pregunta: ¿Aprovecharemos los fondos europeos? El diseño del plan de Recuperación y Resilencia debe ser completado en el primer trimestre, y los canales de ejecución, descritos en un esperado Real Decreto, deberían permitir un tratamiento ágil y eficaz de los fondos europeos, aunque la experiencia previa no nos invite a ser optimistas. El diseño planteado está pensado para aprovechar el potencial de los diferentes niveles del sector público (Administración General del Estado, comunidades autónomas, entidades locales) para la ejecución. La duda no surge sobre la capacidad de absorción, sino sobre la maximización de su impacto económico y social, que está por ser probado. Afortunadamente, tendremos otros ejercicios para poder corregir lo que salga mal en 2021.

Cuarta pregunta: ¿Resistirá nuestro sistema financiero? La crisis de 2020 ha sido cubierta por una enorme movilización de liquidez con el aval del estado, pero si la situación económica no mejora rápidamente, muchas empresas se verán en problemas para devolver sus préstamos y esto puede incrementar las tensiones en el sector financiero. Los procesos de fusiones abiertos en 2020 darán nuevas entidades, más grandes, pero no necesariamente más fuertes, ya que los efectos beneficiosos tardarán en llegar a los balances de las entidades.

Quinta pregunta: ¿Se renovarán las instituciones? La situación de bloqueo y descrédito en instituciones clave del Estado, como el Poder Judicial, o la erosión de la confianza en la Corona, se han visto amplificadas en 2020 por la polarización y la irresponsabilidad política. España necesita resolver sus problemas institucionales con rapidez para centrarse en las políticas públicas. Nada hace pensar que los partidos políticos renuncien a considerarlas campo de juego de sus propias estrategias, debilitando su papel y generando nuevas disfunciones en nuestra democracia.

Sexta pregunta: ¿Amainará el temporal territorial? La crisis del coronavirus ha abierto la brecha territorial, con comunidades autónomas actuando como oposición al gobierno de España, mientras los agravios comparativos en materia fiscal o económica no dejan de encontrar nuevas dimensiones para expresar un descontento con un modelo que es necesario revisar y que, con bastante probabilidad, será casi imposible hacer de manera consensuada. Las elecciones en Cataluña pueden ser un catalizador de nuevas tensiones o, por el contrario, una vía para comenzar a resituar los debates en la vía de la solución.

Séptima pregunta: ¿Logrará la coalición de gobierno llegar a 2022? La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2021 con una amplia mayoría ha dado estabilidad a una coalición que todavía no ha encontrado un espacio de entendimiento y complicidad. Los últimos desencuentros a cuenta de la semana laboral, las pensiones, la Corona o el Salario Mínimo Interprofesional invitan a una reflexión sobre el grado de cohesión de la coalición, a sabiendas de que tener una parte del gobierno mirando de reojo a la otra es una práctica habitual en este tipo de gobiernos de coalición, donde las cosas nunca son de color de rosa.

Y octava pregunta: ¿Cuál es el legado que queremos dejar en 2021? España está comprometida con el Plan de Recuperación y Resilicencia, como gran estrategia de transformación nacional a corto plazo. Pero con bastante probabilidad, a lo largo de 2021 se presentarán la Estrategia Española 2030 -los Objetivos de desarrollo sostenible- y las conclusiones del trabajo que ha desarrollado la Dirección de Prospectiva y Estrategia país del Gabinete de Presidencia del Gobierno mirando hacia 2050. Las tres visiones responden a un mismo impulso y a horizontes termporales diferentes, pero es imprescindible garantizar la coherencia entre las mismas, pues los próximos años de la década van a depender en gran medida de cómo se articulen estos tres aspectos: recuperación, reconstrucción y transformación a largo plazo.

En definitiva, 2021 arranca con interrogantes que iremos desgranando a lo largo de las semanas. Las respuestas a estos interrogantes no son automáticas ni sencillas, pero con toda seguridad las encontraremos según avanza el año. Feliz 2021.