Los datos son realmente impresionantes. En España existen trescientas gestoras de fondos de inversión, de los cuales sesenta son españolas. Y dan una oferta de nada menos que 10.000 fondos entre los que elegir, según Marta Díaz Bajo, directora de análisis de fondos de atl Capital Gestión de Patrimonios.

Los fondos de inversión tienen que ser por méritos propios el producto financiero más popular en que colocar el ahorro. Aunque en los últimos años han crecido mucho, el españolito de a pié sigue prefiriendo tener su dinero en cuenta corriente o en depósito bancario a pesar de que actualmente no le dan nada. Si no le dan nada y la vida sube, está claro que pierden dinero.

Las ventajas de los fondos son muchas. En teoría están gestionados por inversores profesionales, se puede acceder a cualquier tipo de inversión (Bolsa, renta fija, deuda, petróleo, divisas, oro, sectores, índices, inmobiliario, países…) y, además, tienen un buen tratamiento fiscal. Solo se pagan impuestos cuando se vende todo o parte de la posición en el fondo y es el único producto que permite no pagar impuestos si se traslada el dinero de un fondo a otro (esto ocurre también con los de pensiones, aunque estos son ilíquidos salvo por enfermedad grave o paro prolongado).

Con toda esa variedad de productos y países en los que se puede invertir, los riesgos son muy diferentes y, por ello, se adaptan a cualquier tipo de inversor. Desde el más conservador que busca no perder dinero, al más arriesgado que se mete en Bolsa de otro país y apuesta tanto por la evolución del mercado como por la divisa. Hay, pues, un amplísimo abanico de riesgos que responde a esos 10.000 fondos de inversión que puede elegir un ahorrador español y que están registrados en el organismo supervisor.

Además, al igual que ocurre con los depósitos bancarios, en caso de quiebra de la gestora, están cubiertos los 100.000 primeros euros invertidos por persona. Una ventaja añadida que en este sentido los hace productos confiables. Por supuesto, esta garantía en caso de quiebra no significa que no se pueda perder dinero con los fondos de inversión. Dependiendo del acierto o desacierto del gestor que mueve ese patrimonio y del comportamiento de los mercados pueden llegar pérdidas abultadas, así como ganancias importantes. Todo de acuerdo al riesgo que se asuma y a la pericia del equipo gestor.

Si ya tiene decidido invertir en un fondo de inversión, ahora llega la gran aventura de elegir entre 10.000 fondos. Lo primero que debe saber es su perfil de inversor y el plazo de tiempo que puede tener ese dinero en el fondo sin necesitarlo. Si está dispuesto a soportar pérdidas temporales, y el tiempo que puede esperar a ver recuperar su inversión. Por ello, los expertos fijan un horizonte mínimo de 4 o 5 años sobre todo si se invierte en productos de riesgo.

No puede fiarse de lo que ganaron en pasados años, ya que como reza la recomendación obligada: “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”. Hay gestores que tienen una trayectoria de aciertos pero estos también se equivocan o sus estrategias tardan en dar frutos. El año pasado fue claramente de caída de las Bolsas y algunos de los gestores españoles más reputados lo hicieron peor que los propios índices.  Como se ve, la tarea de elegir no es nada sencilla.

También se está imponiendo en el mundo la llamada gestión pasiva. Se basa simplemente en que los gestores se limitan a replicar un índice de Bolsa o de renta fija. Así, su fondo hará exactamente lo mismo que la evolución de la Bolsa o ese indicador del mercado de bonos. Aquí también rige la norma de mantener la inversión a largo plazo, ya que sería absurdo escapar con pérdidas después de un mal año para las acciones.

A estos principios de conocerse a sí mismo y sus expectativas, de seguir los gestores más afamados, de optar por gestión activa o pasiva debe sumarse el asesoramiento de profesionales que le indiquen los mejores fondos para su perfil. Muchas firmas ya se encargan de eso e, incluso, lo hacen mediante robots.