La competencia y enfrentamientos comerciales entre los gigantes económicos, Estados Unidos y China, también tiene su reflejo en los mercados financieros. ¿Quién es líder en las finanzas mundiales, en el tamaño y profundidad de los mercados, en sus reglas de transparencia y buena administración de las empresas que allí cotizan? ¿Dónde y cómo se financian las grandes empresas del mundo? Actualmente, China busca un mercado similar al tecnológico Nasdaq estadounidense que agrupe a las empresas más punteras del sector. Pero, de momento, no consigue atraer a muchas grandes firmas occidentales, mientras impide que sus tecnológicas puedan aparecer en las pantallas de las Bolsa de Nueva York. Solo existe en Wall Street una pequeña representación del poderío tecnológico chino que sigue amarrado a sus índices y sus bolsas.

A estas alturas sería difícil dar clases de capitalismo a los administradores de la economía China, pero en lo que sí andan más retrasados es en el empuje financiero de sus mercados. Guste o no, el mundo financiero exige pocas normas y mucha flexibilidad para que el dinero se mueva sin cortapisas de un país a otro, de un activo a otro, en busca de rentabilidad y, no pocas veces, de refugio.

Pero en estos últimos compases de julio, las decisiones del Gobierno chino sobre algunas firmas cotizadas han tenido repercusión tanto en sus índices locales como en los estadounidenses donde cotizan algunas firmas asiáticas.  “Durante meses, la Bolsa china viene sufriendo problemas de transparencia y ha sido penalizada por la presencia de un Gobierno que con el tiempo se ha mostrado cada vez más impaciente con las estrategias de las empresas cotizadas: sin embargo, las intervenciones de las últimas horas han sido especialmente incisivas, llevando al Índice Compuesto de Shanghai a la corrección de dos sesiones más profunda desde la crisis del 2008”, explica Fusco Femiano analista de mercados de la plataforma de inversión en multiactivos eToro.

En un país donde el ordeno y mando no tiene posibilidad de réplica, se han producido situaciones complicadas. Uno de los casos más llamativos fue la marcha atrás en la salida a Bolsa de la gigantesca fintech, Ant, en manos de Alibaba y de su famoso magnate, Jack Ma. El fundador del coloso del comercio electrónico criticó a la banca china y tuvo que plegar velas a la salida a Bolsa de Ant y posteriormente desparecer de la escena unos cuantos meses.

Recientemente, ha sido la decisión de las autoridades chinas de competencia de limitar el monopolio de la música que tenía el gigante tecnológico Tencent, presente con su capital en muchas firmas del sector en China, provocando una fuerte caída en el mercado.

Asimismo, el Gobierno chino ha sido en gran parte causante del desplome de la principal criptodivisa del mundo, el bitcoin. El pasado junio obligaba a sus bancos a bloquear cualquier tipo de operación con la criptomoneda, provocando una fuerte caída. Además, pese a que se han levantado numerosas restricciones a la inversión de extranjeros en las acciones de sus compañías, aún siendo existiendo problemas para mover paquetes de acciones con facilidad, impidiendo sobre todo el desembarco de grupos extranjeros. China quiere poder comprar empresas en otros países pero se niega a que capitales foráneos se adueñen de sus compañías o tomen posiciones de control.

Elementos de intervención tanto a escala de mercados como de empresas que impiden ese objetivo de crear un mercado de acciones que pueda competir con Wall Street como mayor plaza del mundo. Los efectos de estas injerencias sean o no justificadas ya se refleja en sus índices que este año son los únicos que cotizan en negativo respecto al resto de Bolsas mundiales. Y eso que en 2020 no pasó la Covid-19 con la misma virulencia en los mercados asiáticos.