Semana convulsa en la cúpula de El Corte Inglés con un Consejo de Administración este miércoles donde se deben probación de las cuentas de la compañía correspondientes al ejercicio cerrado en febrero pero que ahora estará marcado por la paralización de la auditoría de las mismas por la empresa auditora Ernst & Young (EY) ante las denuncias de irregularidades por parte de los directivos del área de Seguridad.

Según ha publicado Expansión, la firma de servicios profesionales ha decidido paralizar la auditoría tras haber recibido información anónima denunciando que se produjeron irregularidades en la concesión de contratos a empresas relacionadas con el anterior directivo al frente del departamento, Juan Carlos Fernández-Cernuda.

El presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, ha decidido incluir este asunto en el orden del día de la reunión de este miércoles. Él ya había exigido que se investigara a Juan Carlos Fernández Cernuda y no está de acuerdo con que el informe fuera encargado a EY en vez de a otra compañía.

EY se ha visto obligada a paralizar la auditoría en aplicación de sus principios de prácticas profesionales ante las revelaciones que le han llegado y ha pedido a El Corte Inglés que realice una investigación sobre ellas y emita unas conclusiones. Cuando esto ocurra, EY decidirá si las considera relevantes para la primera auditoría que realiza a la empresa de grandes almacenes. Hasta ahora, la asesoría encargada de ello había sido Deloitte.

Aprobación de las cuentas

La ley recoge que las cuentas de una empresa deben ser aprobadas en los tres meses siguientes al cierre del ejercicio, que en el caso de El Corte Inglés se produjo en febrero. Ahora, los consejeros deben firmar las cuentas sin esperar a la auditoría. EY tiene de plazo para presentarla hasta la Junta General de Accionistas de la compañía que se celebrará el último fin de semana de agosto.

En cuanto a las irregularidades, desde El Corte Inglés siempre se ha defendido que todo se hizo de forma correcta en el departamento de Seguridad.

El futuro de la firma

En la reunión de Consejo de este miércoles, Dimas Gimeno también defenderá que su objetivo es poner a la compañía en el siglo XXI, con la adopción de medidas de buen gobierno corporativo, como nombrar consejeros independientes, “sanearla” y dotarla de una mayor transparencia.

“Estos son los temas que de verdad importan y de verdad deberían ser debatidos por el Consejo”, han explicado las mismas fuentes, que han subrayado que el objetivo final es mejorar la rentabilidad del grupo, algo que no se puede lograr si hay “fugas” -de fondos-, para, a medio plazo, situarla en “vías de salir a bolsa”.

Según las mismas fuentes, los pasos dados por Gimeno para adaptarla a las normas de buen gobierno corporativo habrían llevado a los miembros de la “vieja guardia”, con los consejeros Florencio Lasaga y Carlos Echevarría a la cabeza, a promover su destitución.

“Están chocando dos visiones de cómo gestionar a la compañía, si profesionalizarla o mantener determinadas prácticas” que, si se mantienen, harán que El Corte Inglés se hunda, porque no podrá competir en el mercado de hoy, han afirmado las mismas fuentes.

Y el futuro de Dimas Gimeno

De “telón de fondo” también aparecen las desavenencias entre las herederas del expresidente de El Corte Inglés Isidoro Álvarez, Marta y Cristina, y la familia de Gimeno, al que su tío, fallecido en septiembre de 2014, preparó para que se quedara al frente de la compañía.

Según fuentes conocedoras de la situación, cuatro consejeros han solicitado que Gimeno convoque una reunión extraordinaria para abordar su destitución, tras perder el apoyo del 70 % del capital, decisión que, en todo caso debería ser ratificada posteriormente por la Junta.

La petición la apoyan las hermanas Álvarez y ha sido efectuada por los consejeros delegados del grupo, Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa, Echevarría y Lasaga, este último presidente de la Fundación Areces y, a su vez, máximo accionista de El Corte Inglés (37,39%).

El resto de los accionistas mayoritarios son IASA, sociedad en la que Álvarez tenía sus acciones en la compañía (22,18%) y que, tras su muerte, se repartió entre sus hijas adoptivas (70%), y sus hermanos, María Antonia y César, y su sobrino Dimas (30%), Cartera Mancor (7%) y Corporación Ceslar (9%).

Por su parte, el jeque Hamad Bin Jasim Bin Jaber Al Zani pasará a controlar como mínimo el 10% de la compañía, tras capitalizar el préstamo de 1.000 millones que le concedió en junio de 2015. Por los intereses recibirá el 2,25% adicional, que podrá cobrar en acciones o en metálico. Además, podría llegar a superar el 15% si no se cumplen determinados objetivos de negocio.

Gimeno accedió a la presidencia tras el fallecimiento de su tío Isidoro Álvarez en septiembre de 2014 y dirigió la compañía hasta octubre de 2015, cuando, por unanimidad, el Consejo le quitó las funciones ejecutivas para repartirlas entre Del Pozo y Nuño de la Rosa, dos ejecutivos de larga trayectoria en el grupo.

Entonces, Gimeno asumió el cargo de “presidente no ejecutivo”, figura que no había existido en El Corte Inglés, y tras cuya asunción elevó su participación en actos públicos.