Desde tiempos inmemoriales los artículos “made in China” siempre habían sido vistos con recelo por parte tanto de españoles como de europeos en general, ya que se estropeaban con facilidad o presumían de unas características que, a la hora de la verdad, dejaban mucho que desear. Sin embargo, a raíz de la proliferación de ciertas marcas que han calado profundamente a nivel internacional, tales como Xiaomi, Huawei y Haier, todo ha cambiado.

Este tipo de compañías se caracterizan por lanzar al mercado multitud de productos que hacen gala de una muy buena relación calidad-precio, siendo muchos de ellos alternativas low-cost de productos premium que resultan inasequibles para los consumidores. Pero no es oro todo lo que reluce, ya que al haberse revertido la situación el pensamiento ha pasado a ser justo el contrario, creyendo que todos los artículos chinos son buenos y baratos. Y lo cierto es que en ocasiones solamente cumplen con la última característica mencionada.

Ejemplos de productos que no están a la altura

Principalmente a lo largo del último lustro la sociedad ha cambiado considerablemente. Son muchos los consumidores que se muestran satisfechos con los productos de China que adquieren debido principalmente a que “por el precio que cuestan bastante hacen con cumplir su función”. Así lo ejemplifican las excelentes valoraciones de la cámara campark act74 que circulan por la red.

La puntuación media que le otorgan innumerables usuarios es bastante elevada, hecho que invita a pensar que se trata de una buena cámara deportiva. Pero verdaderamente las bondades terminan en el precio y en los accesorios que incluye, puesto que en lo que se refiere a la calidad el resultado dista considerablemente del esperado inicialmente.

Prácticamente todas las escenas son registradas por la lente con una nitidez mediocre, mientras que las tonalidades aparecen muy distintas en comparación con los colores que se dan cita en las escenas reales. La calidad se reduce más si cabe al grabar imágenes en movimiento, por lo que teniendo en cuenta que se trata de una cámara deportiva acaba resultando una característica ciertamente negativa.

Otro producto que a pesar del atractivo precio que tiene actualmente peca de no albergar una buena calidad en su interior es el RAGU Z720. Precisamente a raíz de la proliferación de las marcas chinas en España muchos individuos se han iniciado en el apasionante mundillo de las sesiones de cine caseras, puesto que existen alternativas de proyectores muy baratas.

Sin embargo, en el caso del RAGU Z720 vuelve a hacerse patente que no siempre las compañías asiáticas aciertan al desarrollar sus respectivos productos. Siguiendo el ejemplo anteriormente comentado las características prometen una calidad pasmosa, pero al encenderlo es evidente que ni los lúmenes están a la altura de las circunstancias, exigiendo una sala totalmente a oscuras para apreciar los detalles de las escenas, ni el resto de características satisfacen al usuario medio.

Factores como el ruido excesivo que impide disfrutar de series y películas, obligando al consumidor a subir el volumen al máximo para camuflar este aspecto, y la incompatibilidad con el formato de audio AC3 que tan común es hoy en día dan pie a que, por muy bien de precio que pueda encontrarse este proyector sobre todo en épocas promocionales, sea preferible decantarse por otros modelos mejores.

Compañías que sí suelen ser sinónimas de buena calidad

Como hemos mencionado anteriormente existen una serie de compañías que mes tras mes invierten presupuestos millonarios en I+D asegurándose de que sus productos no solo están a la altura de aquellos que son fabricados en Europa, sino que incluso en algunos casos los superan.

Entre las marcas de China cuya relación calidad-precio es mejor sin ninguna duda Xiaomi se encuentra en lo más alto del ranking. Las recientes aperturas de sus tiendas físicas en España, además de las largas colas organizadas en sus respectivas inauguraciones demuestran que sus productos están muy bien considerados por la sociedad europea.

Otro buen ejemplo reside en la compañía conocida bajo el nombre de Chuwi cuyos artículos destilan calidad por todos los poros sin que ello exija a los consumidores hacer frente a pagos muy elevados. De hecho, artículos de tanta calidad como las tablets que desarrollan y los asombrosos robots aspiradores que acaban con toda la suciedad del suelo del hogar son adquiribles abonando unos precios más que justos teniendo en cuenta que, en ciertos casos, los equivalentes de marcas europeas llegan a costar más del doble.

La realidad actual da pie a que independientemente de la categoría a la que pertenezcan, sea una muy buena opción comprar productos que se fabrican en China, aunque previamente los usuarios deben asegurarse de que la marca que está detrás verdaderamente es confiable y ofrece una buena garantía. En caso contrario la experiencia no sería ni mucho menos satisfactoria a pesar del bajo precio pagado por el elemento en cuestión.