"España cierra 2017 con la creación de casi medio millón de empleos", "El paro bajó en 471.100 personas en 2017, hasta una tasa del 16,55%, la menor desde el año 2008", son algunos de los titulares sobre la Encuesta de Población Activa del último trimestre, hecha pública este jueves. ¿Tenemos motivos para celebrar la recuperación económica de la que tanto habla el Gobierno de Rajoy?

Esta misma semana hemos conocido un informe de la organización Oxfam Intermon sobre desigualdad en España: “¿Realidad o ficción? La recuperación económica, en manos de una minoría”. Los datos que ofrece para demostrar cómo la recuperación económica no llega a todas las personas por igual son demoledores. El desigual reparto en las ganancias de la actividad económica que persisten en manos de los dueños de capital a costa de la precarización del mercado laboral, todo ello con perfectamente legalizado. La reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy ha permitido salarios y condiciones laborales cada vez son peores.

Las mujeres y los jóvenes son los que más sufren la precariedad laboral. En España, las trabajadoras cobran de media un 20% menos que los trabajadores. El 13,7% del total de población ocupada son trabajadoras pobres, es decir, mujeres con trabajo que, sin embargo, no logran salir del umbral de la pobreza.

Pero, además, las mujeres son las principales afectadas por los contratos a tiempo parcial y temporales. El mercado de trabajo español penaliza con fuerza a la mano de obra femenina: el 73,9% de la población trabajadora que recibe los sueldos más bajos son mujeres. Sin embargo, dentro del grupo de las personas trabajadoras con retribuciones más altas, ellas sólo representan el 34,5%.

El panorama para los jóvenes es desolador. Además de sufrir las consecuencias de empleos precarios, temporales, parciales y mal pagados, no cuentan con unas perspectivas a futuro que les permita ser positivos respecto a su vida laboral e igualdad de oportunidades. El salario anual obtenido por un joven de 26 años que accede por primera vez a un empleo es hoy un 33% inferior al ganado en 2008, con mayor temporalidad y trabajo parcial.

Mientras tanto, los beneficios empresariales siguen creciendo. Según los datos de Oxfam Intermon, en nuestro país crecieron en 2016 un 200,7% con respecto a 2015 y, con ellos, el reparto de dividendos mientras que el coste laboral por trabajador se mantiene estancado desde 2012.

Una persona trabajadora que cobre el Salaria Mínimo Interprofesional -SMI- debe trabajar 71 años para lograr el mismo sueldo que obtienen quienes se sitúan en el tramo más alto.

Durante la crisis, las retribuciones más bajas se han reducido un 15 %, mientras que los sueldos correspondientes al tramo con salarios más altos ha crecido un 15,18%, desde 2008 hasta 2016.

Datos como estos demuestran lo obsceno del triunfalismo del Gobierno con la recuperación del mercado laboral en nuestro país, a costa de una creciente precariedad y temporalidad del empleo.