Félix Revuelta habla claro. Lo lleva ya haciendo meses, desde que en agosto anunció que sus empresas, el Grupo Kiluva, más conocido por Naturhouse, se marchaba de Cataluña. Aún no se había firmado la Ley de Desconexión y el referéndum del 1-O era una quimera, pero este empresario trasladó su sede social a Madrid. Él no ha tenido que esperar a que las urnas llegasen a los colegios electorales, ni al "paro nacional" del 3-O, ni a la declaración de independecia a medias de Carles Puigdemont. También es cierto que él no esconde su posición ideológica -"soy catalán-español", señala, aunque lamenta que por eso le falten al respeto y le llaman "facha"-, hasta el punto de que es uno de los promotores, orgulloso, de la manifestación que el pasado domingo recorrió las calles de Barcelona tras la llamada de la Societat Civil Catalana.

Hablamos con él sobre cómo funciona un cambio de sede, sus ventajas e inconvenientes y cómo ve el futuro de Cataluña -como en las entrevistas de trabajo- de aquí a cinco años. Una pista, no muy bien.

 

 

Ha habido críticas, lo hizo Josep Borell, a los empresarios por no haberse ido antes de Cataluña. Usted lo hizo hace meses. ¿Por qué?

Yo no estoy de acuerdo con esas palabras del señor Borrell, pero sí con el 99,9% de su discurso. Hay que entender que los empresarios que no se han manifestado, en muchas circunstancias, es porque no pueden. Porque el tejido empresarial de Cataluña es de una forma que no pueden tomar sus decisiones. El tejido empresarial de Cataluña está compuesto por una parte por empresas muy pequeñas cuyo mercado al 100% es Cataluña y si deciden por una postura pierden la mitad del mercado. Por lo que no se manifiestan y ahí hay una mayoría silenciosa que no van a decir nunca sus opiniones políticas.

Otra parte de las empresas en Cataluña son familiares, con varios miembros que tristemente, como la sociedad catalana, están divididos en dos bandos, los constitucionalistas y los independentistas. Si cualquiera de esos miembros tiene una postura diferente, no va a permitir que el otro se manifieste.

Y luego están las grandes empresas, que muchas de ellas tienen contacto con la Generalitat y no van a criticar. Por lo que sólo quedamos libres unos pocos empresarios, como yo, que tengo el 75% de mi negocio a nivel internacional, el 25% y un 4% en Cataluña. Yo ya me manifesté hace mucho, dije que era español, catalán-español, y ya me tienen conocido. Por lo que los que no me compraban, por mis tendencias políticas, me siguen sin comprar. No pasa nada. Posiblemente los que son de mi bando me compran más, así que yo no he tenido ningún problema.

¿Ha notado algún cambio desde que no tiene la sede en Cataluña?

No, no he notado ningún cambio. Ya voy poco por Barcelona. Estuve el domingo en la manifestación porque era uno de los promotores junto a Societat Civil Catalana y tenía que estar allí. Yo realmente vivía en Cataluña a trozos porque siempre estoy de viaje, porque nuestro negocio está en 36 países, siempre estamos de viaje.

¿Cómo cree, como promotor de la manifestación, que ésta pueda cambiar el panorama en Cataluña?

Hombre, es un panorama que se ha creado en los últimos 40 años. Los independentistas nacionalistas son uno de los peligros que tiene la sociedad civil son excluyentes, se consideran superiores a los demás y esto es muy peligroso. Lo ha sido siempre, no es que el nacionalismo lo hayamos inventado ahora, lleva ya muchos siglos. Ese tema va a costar eliminarlo. El problema es que en Cataluña había un 15-16% de independentistas y por las circunstancias del Gobierno central, dejándoles tan libres, pues han ido creciendo. El gran problema es que los gobiernos de Madrid siempre han estado pendientes de acuerdos con los nacionalistas para poder gobernar. Y esto ha querido decir que gobernaban con el apoyo de los nacionalistas pero dándole la espalda a lo que estaban haciendo y no se querían enterar.

¿Notan los empresarios algún tipo de hispanofobia en Cataluña?

Los independentistas siempre han tenido hispanofobia. Lo tienen todos los movimientos independentistas: hispanofobia, francobia, italofobia… Ellos son ellos y nada más. Esto existe en todas partes del mundo en pequeñas cantidades. Todo el mundo queremos a nuestra pequeña patria, pero no excluimos a las demás. Si yo declaro en Cataluña que soy catalán y español me dicen que soy facha y yo digo: “Bueno yo a ti te respeto, piensas de una manera diferente a mí y lo entiendo y lo respeto. Y no te digo nada”. Pero los nacionalismos no respetan.

¿Y se nota el fenómeno inverso? ¿Que en Madrid o el resto de España se vete un producto por venir de Cataluña?

Yo no estoy de acuerdo con estos llamamientos y boicots por las redes sociales. Una cosa es la política y otra el mundo empresarial. El empresario ya tiene suficiente con abrir la puerta para poder vender, para poder pagar a sus empleados, para ayudar a la economía y crear empleo y riqueza. No hay que poner más trabas, que ya tenemos suficientes. Si encima nos meten en guerras políticas, pues estamos todavía peor y no hay que hacer boicot a nadie.  

Desde el punto de vista operativo, ¿qué supone sacar la sede social de Cataluña?

Es un aspecto sentimental. Yo he vivido 50 años en Cataluña y tengo que cambiar de ciudad. Y allí dejo amigos, familia y esto no debería pasar por cuestiones políticas. Porque tenemos un gobierno en la Generalitat que está gobernando para los independentistas nada más y una televisión pública, TV3, que es independentista, y los medios de comunicación son independentistas, porque están subvencionados por la Generalitat. Esto lo han creado y hace que te tengas que ir muy a tu pesar, dejando allí parte de tus vivencias. Yo España la conozco muy bien y no me siento de ninguna parte, pero tienes que volver a empezar. Y esto es lo triste.

¿A nivel logístico lleva mucho esfuerzo? ¿Es algo irreversible?

No es ningún problema. La empresa la puedes cambiar en cualquier punto. Puede llevar a Londres, a París… estamos en 36 países. Yo me he venido a Madrid porque soy español y me quiero ir a un sitio con 7 millones de habitantes. Me podía haber ido a mi tierra, que es Logroño, pero es muy pequeño y quería una ciudad más grande. Me podía haber ido a Irlanda, pero no es una cuestión de impuestos, donde pago menos. Me voy a Madrid porque es España y me siento a gusto en mi país.

¿Una declaración de independencia supondría un cambio muy grande en la situación actual?

En las separaciones siempre pierden las dos partes. Aquí pierde Cataluña y pierde España. España pierde a la Cataluña de antes, que era una Cataluña emprendedora, la locomotora de España, la que todos envidábamos, no la de hoy. A mí me gustaría que esto no sucediera y que Cataluña volviera a ser la que era hace años. Una Cataluña innovadora, la que mejor teatro tenía, la que mejores empresas tenían… y esto se ha perdido. Este es un problema que han creado los políticos y los políticos tienen que solucionarlo.

¿Y qué pueden aportar los empresarios a la solución?

Pues lo que estamos aportando. Es decir, si se van los empresarios, creo que el señor Puigdemont se lo debe de pensar, pensar si se va al psiquiatra o qué pasa.  Porque me parece a mí que está tomando más decisiones de un loco que de una persona sensata. La sensatez, el seny catalán, siempre ha existido, pero él lo ha perdido.

Una pregunta que habrá hecho usted en alguna entrevista de trabajo. ¿Cómo ve a Cataluña dentro de cinco años?

Cataluña ha perdido mucho ya porque las empresas que se han ido no van a volver. Muchas no van a volver. Está la experiencia de Quebec y las empresas que se marcharon a la zona inglesa no volvieron. Una empresa no se puede mover constantemente por el capricho de los políticos. Quién nos dice que dentro de cinco años no habrá otro Puigdemont y nos montará otro follón de estos. Se ha perdido un poco la credibilidad.  Si Cataluña vuelve a la senda del orden, de la sensatez y de la UE, tiene muchas ventajas para recuperar empresas porque Cataluña es un área económica muy importante, pero ya ha perdido. En Cataluña llevan 15 días sin vender un piso. Esto es pérdida y no vuelve. Lo que no se factura hoy, no se factura mañana. Esto es negativo para todas las partes.