La inversión real en I+D+i del ejercicio de 2016 es la más baja en lo que va de siglo XXI, según se desprende de los datos de la Cuenta General de la Administración del Estado correspondientes al ejercicio pasado en el que se refleja la ejecución real de los Presupuestos de ese año.

Dos de cada tres euros que el Estado supuestamente iba a invertir en respaldar e impulsar actividades de investigación e innovación tecnológica, la política de gasto conocida como I+D+i durante el año 2016, se quedaron finalmente sin gastar y alimentaron las arcas públicas.

Del presupuesto inicial, 71 millones se quedaron por el camino como consecuencia de los acuerdos de no disponibilidad de créditos adoptados por el Gobierno para asegurar el cumplimiento del objetivo de déficit y cerca de 3.200 millones directamente no se gastaron. De manera que, de los 5.113 millones de euros, el 62% del presupuesto ni se ejecutó, un hecho sin precedentes.

Esta inversión ha pulverizado a la baja todos los registros anteriores con una ejecución de apenas el 38% y un gasto estatal real inferior a los 2.000 millones de euros, unas cifras que no se veían desde al año 1999. La tendencia a la baja ya se vio en el año 2015, pero el bajón ha sido tan brusco que supone menos de la mitad que dicho año. El pico de gasto estatal en I+D+I más alto, se marcó en 2009 con 8.285 millones de euros, cuatro veces más que en 2016.

Respecto a las ejecuciones reales, se ha pasado de una ejecución del 95% en las partidas destinadas a I+D+i allá por el año 2006 a una caída progresiva de esta ratio hacia el entorno del 65-70% a medida que las partidas presupuestarias se incrementaban. De modo que el presupuesto para la innovación crecía a un ritmo mayor que el gasto real.

El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital,  Álvaro Nadal, aseguró hace unas semanas que España "debía estar obsesionada con participar en la denominada 'Revolución Digital'". La Industria 4.0 está en pleno auge y la innovación se plantea un elemento clave de cara al futuro.