Es una paradoja que traen los nuevos tiempos: la derecha (o ultraderecha anglosajona) lidera los movimientos anti globalización en la economía. La bandera nacionalista en el discurso político se ha unido al proteccionismo, bajo el convencimiento, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos, de que son los mejores y de que deben protegerse frente al resto del mundo. Si hasta hace muy poco era la derecha la que abanderaba el libre comercio, las bajadas de impuestos y la no injerencia del Estado en la economía, eso se ha ido al trate con dos gobernantes, Theresa May y Trump, quienes anuncian la mayor injerencia de la política en la economía de las últimas décadas. Trump 'obligará' a las empresas americanas a fabricar sus productos en Estados Unidos (no hay nada más anti liberal) bajo amenaza de tasas altísimas. El Gobierno conservador británico estudia cobrar a las empresas más de 1.000 euros al año por cada trabajador europeo que contraten. A partir de abril los británicos ya quieren cobrar una tasa por cada trabajador extranjero no europeo que contraten.

Primero los británicos aunque sean peores

El Gobierno de Theresa May estudia la posibilidad de aplicar una tasa a las empresas que decidan contratar a trabajadores europeos tras el Brexit, en un nuevo intento por frenar la inmigración y favorecer la creación de empleo entre los británicos.

El secretario de Estado de Interior, Robert Goodwill, aseguró este miércoles en una reunión en el Parlamento sobre el Brexit, que el Gobierno se plantea introducir una "tasa de inmigrantes cualificados" que ascendería a 1.000 libras por empleado (unos 1.150 euros).

Ante el revuelo causado entre las empresas británicas, que se nutren de miles de empleados comunitarios, Downing Street se vio obligado a desmentir al secretario de Estado. Su portavoz aseguró que "la iniciativa no está en la agenda del Gobierno ahora mismo" y que las palabras de Goodwill pudieron haber sido "malinterpretadas o sacadas de contexto".

A partir del mes de abril, Reino Unido incluirá una tasa para trabadores de fuera de la UE, lo que implicará que fichar a un programador indio para que trabaje cuatro años en Reino Unido costará unas 4.000 libras para la empresa que lo contrata, además de coste del visado.

Un presidente/empresario que amenaza a las empresas

Donald Trump lo ha dejado claro, puede que él como empresario multimillonario no pagara impuestos y además presumiera de ello durante la campaña electoral, pero está dispuestos a ejercer la Presidencia de la primera potencia mundial como si se tratara de una empresa recien adquirida. Para empezar ha anucniado una decisión que, si la hubiera tomado Hugo Chávez, hubiera escandalizado a todo el mundo. Pero es Trump y es de derechas, así que puede obligar a las empresas americanas a fabricar en Estados Unidos bajo amenaza de imponer unos aranceles altísimos a sus productos si se hacen en terceros países. Al final va a ser la derecha/ultraderecha la que acabe con el neoliberalismo.