Un mundo perdido bajo la Antártida: desvelan una cadena montañosa de 500 millones de años

Un equipo internacional de geólogos acaba de confirmar la existencia de una cordillera oculta bajo la vasta capa de hielo antártica, un hallazgo que reescribe la historia geológica del continente más frío del planeta. Gracias a sondeos gravimétricos, estudios magnéticos y análisis termocronológicos, los investigadores han datado estos relieves en alrededor de 500 millones de años, situándolos en un periodo en el que la Tierra era muy distinta a la actual.

Un muro pétreo que divide dos mundos

Las Montañas Transantárticas forman un pasillo de roca de 3 500 kilómetros que separa un cratón oriental, estable y milenario, de la región occidental, marcada por un sistema de rift todavía activo. Esta frontera subterránea ha experimentado repetidos ciclos de erosión y elevación, cuyas huellas han quedado impresas en las muestras de roca extraídas del hielo. Los picos actúan como un dique natural, guiando el flujo glaciar y condicionando tanto la velocidad como el espesor de la capa helada.

Ecos de glaciaciones pretéritas

La termocronología ha permitido reconstruir episodios de actividad tectónica que coinciden con grandes glaciaciones ocurridas hace unos 300 millones de años. Cada evento de ascenso montañoso alteró la topografía y, con ella, la dinámica de los glaciares que cubrían el continente. Comprender esta secuencia de pulsos tectónicos y fríos extremos resulta imprescindible para descifrar cómo ha evolucionado el casquete antártico a lo largo del tiempo.

Más allá del hielo: pistas de un clima más templado

Los científicos han detectado anomalías gravimétricas y magnéticas que apuntan a una cadena montañosa todavía más antigua bajo la Antártida Oriental. En los márgenes de la capa de hielo, troncos fosilizados emergen del deshielo y recuerdan que, en algún momento remoto, la Antártida fue un paisaje boscoso y cálido. Estos restos vegetales son piezas clave para reconstruir la evolución climática del planeta y anticipar cómo responderá el hielo antártico en un mundo que se sigue calentando.

Ciencia de frontera para un planeta cambiante

El uso combinado de la termocronología y la gravimetría no solo desvela la arquitectura oculta del continente, sino que ofrece una cronología detallada de las fuerzas que han modelado la geografía terrestre. Cada nueva muestra mineral analizada aporta otra página al relato de la tectónica de placas y la historia de las glaciaciones. Los resultados tienen implicaciones directas en la elaboración de modelos capaces de predecir la estabilidad futura del casquete antártico y, por extensión, su impacto en el nivel del mar y en los patrones climáticos globales.

En última instancia, las montañas invisibles de la Antártida funcionan como un archivo natural que conserva la memoria geológica y climática del planeta. Descifrarlo exige tecnología puntera y campañas de campo extremas, pero promete respuestas esenciales para comprender nuestro pasado y, sobre todo, para anticipar el futuro que nos espera.

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