Se ha encontrado una criatura con un cuerpo esbelto y el vientre amarillo, que resulta ser una nueva especie

Una expedición científica en Sai Yok confirma la existencia de un gecko de roca de vientre amarillo, descrito por primera vez el 6 de febrero de 2025 en la revista ZooKeys.

En el corazón kárstico del distrito de Sai Yok, al oeste de Tailandia, un grupo de herpetólogos encabezado por Attapol Rujirawan divisó en 2022 una lagartija de silueta esbelta que, al caer la noche, trepaba por las rocas con movimientos sigilosos. Dos años después, aquel encuentro fortuito ha quedado plasmado en un estudio que presenta oficialmente a Cnemaspis enneaporus, el gecko de roca de Sai Yok, una nueva especie cuyos machos lucen un llamativo abdomen amarillo.

El hallazgo, detalle a detalle

Los investigadores ya conocían la riqueza faunística de la zona, pero esa noche se adentraron aún más en las grietas calizas. Allí capturaron dos ejemplares “superficialmente” parecidos a otros geckos del género Cnemaspis, aunque con rasgos que pronto se revelaron únicos. El análisis morfológico determinó cuerpos finos de más de 7,6 cm, extremidades largas rematadas en uñas curvas y una cabeza oblonga coronada por ojos grandes y fosas nasales diminutas. La coloración marrón grisácea con motas crema y óscuras domina el dorso de ambos sexos, pero basta girar al macho para descubrir el tono amarillo que tiñe su vientre y cola, un contraste que las hembras no comparten.

Nueve poros que marcan la diferencia

El nombre específico, enneaporus, combina la voz griega ennea (“nueve”) y el término latino porus (“poro”), en alusión al número de glándulas que los machos exhiben en la región precloacal. Junto a la escamación y el patrón cromático, estos nueve poros ayudan a distinguir al gecko de roca de Sai Yok de sus parientes más cercanos, diferencia que el ADN respalda con al menos un 8 % de divergencia genética.

Un hogar entre calizas

Todos los ejemplares se localizaron a unos 400 m de altitud, aferrados a paredes y enredaderas del bosque. Esa preferencia por el relieve kárstico sugiere un rango de distribución muy limitado, de momento restringido al propio distrito de Sai Yok, pegado a la frontera con Myanmar. Su presencia nocturna, sumada a la inaccesibilidad del terreno, explica que haya pasado desapercibido hasta ahora.

¿Por qué importa?

Cada nueva especie describe un eslabón más en la compleja cadena de la vida. Cnemaspis enneaporus no solo amplía la diversidad conocida del Sudeste Asiático; también pone el foco en un ecosistema frágil cuya protección empieza por reconocer a todos sus habitantes, incluso a los que aguardan en silencio sobre una roca cuando el sol se esconde.

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