Una hembra preñada y otros seis ejemplares han permitido al herpetólogo Stephen J. Richards describir una nueva rana arbórea de párpados dorados, hallada a 1.390 m de altitud en el Karius Range, provincia de Hela (Papúa Nueva Guinea).
Desde los años 90, la isla se ha convertido en sinónimo de biodiversidad oculta. Cada campaña científica añade nombres al árbol de la vida, sobre todo en los bosques nublados donde los arroyos de montaña crean hábitats casi inaccesibles.
En 2008 y 2009, Richards —investigador asociado del Museo de Australia y del South Australian Museum— recorrió la cuenca alta del río Baia. Allí localizó siete ranas con unos párpados recorridos por venas doradas: un rasgo tan peculiar que delataba especie nueva. Los análisis morfológicos detallados se publicaron el 19 de agosto de 2024 en Raffles Bulletin of Zoology.
Nuevas conexiones académicas
El trabajo coloca a Nyctimystes hanwara en el grupo de ranas “torrentícolas”: especies que se reproducen en rápidos y cascadas y cuyos renacuajos poseen bocas suctoriales para aferrarse a las rocas. Ese modo de vida se repite en varios linajes de la familia Pelodryadidae y refleja la presión evolutiva de los caudales torrenciales.
Los ejemplares fueron capturados sobre hojas colgantes a escasos metros del agua, en un bosque primario a 1.390 m de altitud. El macho adulto mide entre 38,5 y 43,5 mm; la única hembra, 52,9 mm. Cuerpo esbelto, dedos largos y discos adhesivos prominentes les permiten trepar a la vegetación ribereña mientras su piel parda, salpicada de motas oscuras y amarillas, las camufla entre líquenes y musgos.
Un bosque de montaña hecho laboratorio
El Karius Range forma parte de la Gran Cordillera Central, un corredor que concentra 33 especies reconocidas del género Nyctimystes —la mayor diversidad del planeta— y que sigue ofreciendo “sorpresas taxonómicas” por la complejidad de su relieve y el bajo esfuerzo de muestreo histórico.
“Su llamada es un par de notas rápidas que se repiten durante horas, incluso con lluvia intensa”, explica Richards en el artículo. El canto bipásico, con frecuencia dominante en torno a 2.800 Hz y pausas de hasta diez segundos, ayuda a distinguirla de sus parientes más próximos, como N. bivocalis.
Complejidad desconocida
La descripción se basa exclusivamente en morfología y bioacústica; no fue posible comparar ADN porque las bases genéticas del género siguen sin cubrir la mayoría de especies. Ese vacío impide, por ahora, ubicar con exactitud a N. hanwara dentro del árbol filogenético de los “big-eyed treefrogs”.
Aun cuando Papúa Nueva Guinea parece conservar intactos muchos de sus bosques, las ranas de corriente enfrentan amenazas silenciosas: cambio climático que altera los regímenes hídricos, extracción selectiva de madera e irrupción del hongo quítrido Batrachochytrium dendrobatidis, responsable de colapsos poblacionales en regiones vecinas.
Preguntas sin respuestas fáciles
¿Habita la especie más allá del afluente donde fue descrita? ¿Cómo son sus fases larvarias y su tolerancia al hongo quítrido? ¿Existen poblaciones genéticamente diferenciadas a lo largo de la cordillera? Sin conocer esas respuestas resulta imposible valorar su estado de conservación.
El descubrimiento de Nyctimystes hanwara recuerda que cada tramo de arroyo de montaña puede albergar especies únicas y vulnerables. Documentarlas antes de que los cambios ambientales las alcancen es el primer paso para proteger uno de los últimos refugios de la megafauna anfibia mundial.