La expedición NA169 documenta por primera vez cuatro ejemplares de Nautilus belauensis a más de 200 metros de profundidad en el Canal Alemán de Palau.
El 27 de noviembre de 2024, un equipo del E/V Nautilus, buque insignia de la Ocean Exploration Trust, avistó cuatro nautilos de Palau (Nautilus belauensis) entre los 200 y 340 metros de profundidad en las aguas del archipiélago. El hallazgo —registrado tras más de mil inmersiones y quince años de operaciones globales— supone un hito para la biología marina al confirmar la presencia de esta especie casi amenazada, cuyo ciclo vital sigue siendo un enigma.
Un fósil viviente que desafía al tiempo
Los nautilos son los cefalópodos más antiguos que existen: su anatomía apenas ha variado desde la era de los dinosaurios. Entre las once especies conocidas, la de Palau se distingue por los finos dibujos rojizos de su concha, una espiral calcárea que les sirve de lastre y cámara de flotabilidad. Verlos en su hábitat natural es excepcional: pasan el día en la penumbra abisal y ascienden al amparo de la noche, por lo que su observación depende de una logística precisa y cierto grado de fortuna.
Tecnología al servicio de la exploración
Para acercarse a las laderas submarinas de Palau, los investigadores desplegaron planeadores de olas, vehículos autónomos de superficie y perfiladores de microestructura que revelan la dinámica de las corrientes. Estas herramientas, combinadas con el cartografiado multihaz del E/V Nautilus, describen cañones y montes que canalizan nutrientes y sustentan una biodiversidad única. El avistamiento se produjo mientras un ROV peinaba el fondo en busca de rasgos geológicos; la cámara captó primero la concha perlada, luego el lento batir de los tentáculos y, por fin, cuatro siluetas flotando en fila.
Un encuentro con sabor a historia
La emoción en la sala de control se hizo patente: el fundador de la expedición, Robert Ballard, bautizó la nave en homenaje al submarino de Veinte mil leguas de viaje submarino y describió en su día el movimiento vertical de los nautilos como “una navegación digna de Julio Verne”. La escena cobró ahora un aire profético. Junto a los moluscos aparecieron municiones corroídas y botellas antiguas, vestigios de la II Guerra Mundial que recuerdan el pasado estratégico de Palau y cómo la actividad humana deja rastro incluso en los rincones más remotos.
Retos para la conservación
Catalogado como “Casi Amenazado” por la UICN, el nautilo de Palau sufre la presión de la recolección de conchas y el cambio climático. Conocer su tamaño poblacional, su tasa de reproducción y sus rutas migratorias es crucial para diseñar medidas de protección. Los datos recogidos en la NA169 servirán para modelizar sus desplazamientos verticales, evaluar la influencia de la temperatura y delimitar zonas sensibles dentro de la ZEE de Palau.
Próximos pasos
Ocean Exploration Trust y la NOAA planean mapas batimétricos de alta resolución que identifiquen nuevos refugios para la especie. El siguiente objetivo es fijar cámaras cebadas en puntos estratégicos y registrar la actividad nocturna sin interferir en el comportamiento natural. Mientras tanto, el inesperado encuentro confirma que los océanos aún guardan secretos de eras remotas y refuerza la importancia de la investigación colaborativa.
Un animal que parecía condenado al mito ha reaparecido para recordarnos que en las profundidades se escribe, cada día, la historia viva de nuestro planeta.