La vitamina que baja moderadamente la tensión a personas mayores pero solo bajo ciertas condiciones

Los estudios apuntan a descensos modestos, sobre todo en mayores con niveles bajos de esta hormona, pero la evidencia sigue dividida.

La idea de que un suplemento cotidiano pueda rebajar la presión arterial resulta atractiva. Diversos ensayos clínicos han explorado ya qué ocurre al administrar vitamina D, a quién beneficia, cuándo se observa el efecto, dónde se ha probado y, sobre todo, por qué funciona solo en determinados perfiles. El consenso más firme es que la caída tensional aparece, si lo hace, en personas con hipertensión y déficit comprobado de vitamina D, nunca como una solución universal.

La literatura científica reúne resultados dispares. Algunas investigaciones relacionan niveles bajos de esta hormona con cifras tensionales más altas; sin embargo, cuando se suplementa de forma sistemática, el balance no siempre confirma la teoría. Un puñado de trabajos describe un descenso pequeño pero estadísticamente significativo, mientras otros no hallan variación alguna. Esa dualidad explica que los especialistas hablen de «beneficio probable» más que de certeza.

¿Quiénes podrían beneficiarse más?

La pista más sólida apunta a los adultos mayores. En quienes superan los setenta años, arrastran valores séricos insuficientes y ya siguen tratamiento antihipertensivo, la vitamina D se convierte en un refuerzo modesto dentro de una estrategia que incluye dieta cardiosaludable y ejercicio regular.

No actúa en solitario ni permite abandonar la medicación, pero puede mejorar la respuesta global del organismo.

La dosis adecuada de vitamina D

La cuestión de la dosis ha sido otro foco de debate. Los estudios se han movido entre 800 y 4000 UI diarias, y sorprendentemente las cantidades más altas no siempre logran un mayor efecto sobre la presión. Las guías generales sitúan la ingesta recomendada en 400 UI para lactantes, 600 UI para niños, adolescentes y adultos hasta los setenta años, y 800 UI a partir de esa edad.

Quienes apenas se exponen al sol, tienen la piel más oscura o padecen determinadas patologías suelen necesitar entre 1000 y 2000 UI, siempre tras una analítica que confirme la carencia.

¿Existen riesgos al tomar suplementos de vitamina D?

En términos de seguridad, la vitamina D es bien tolerada cuando se respeta el límite máximo de 4000 UI diarias. Superarlo durante un periodo prolongado abre la puerta a la intoxicación: el calcio sanguíneo se dispara y aparecen náuseas, fatiga, confusión, arritmias e incluso daño renal.

De ahí la insistencia de los facultativos en evaluar los niveles plasmáticos antes de recomendar dosis elevadas.

¿Tomar vitamina D para bajar la tensión?

El mensaje final es claro. La vitamina D puede contribuir a rebajar la tensión, pero solo en un subconjunto de pacientes: aquellos con déficit y cifras tensionales elevadas. No sustituye a los fármacos, ni invalida la importancia de la alimentación ni eclipsa el papel del ejercicio.

Quien sospeche una carencia debe acudir al médico, realizarse una prueba sencilla y, si procede, incorporar el suplemento como parte de un plan global de control de la presión arterial.