Un nuevo mapa basado en el movimiento de 56 000 galaxias indica que nuestro supercúmulo Laniakea estaría inmerso en una cuenca de atracción con un volumen hasta diez veces superior al estimado, lo que obligaría a revisar la teoría cosmológica vigente.
El hallazgo, dado a conocer en Nature Astronomy por un equipo internacional encabezado por R. Brent Tully (Universidad de Hawái en Manoa), revela que la Vía Láctea, el Grupo Local y el supercúmulo de Virgo formarían parte de una cuenca de atracción todavía más extensa que la conocida Laniakea. Según los autores, las simulaciones muestran un 60 % de probabilidad de que nuestra galaxia ni siquiera resida en Laniakea, sino en la concentración de Shapley, lo que modifica de raíz la cartografía del vecindario cósmico.
Metodología: mapa probabilístico de 56 000 galaxias
Para elaborar el estudio, los astrónomos analizaron la velocidad y trayectoria de 56 000 galaxias. Con esos datos construyeron un “mapa probabilístico” del universo local que contempla los márgenes de error inherentes a la medición de los flujos galácticos. “Nuestro universo es como una red gigante, con galaxias situadas a lo largo de filamentos y agrupadas en nodos donde las fuerzas gravitatorias las atraen”, explica Tully. “Al igual que el agua fluye dentro de las cuencas hidrográficas, las galaxias fluyen dentro de cuencas de atracción cósmicas”, añade.
Gran Atractor y Gran Muralla de Sloan
Las simulaciones revelan que la nueva cuenca abarca estructuras colosales, entre ellas el enigmático Gran Atractor, el cúmulo de Ofiuco, oculto tras el centro galáctico, y la Gran Muralla de Sloan, cuya presencia domina el mapa a gran escala. Aunque la expansión del universo neutraliza la atracción gravitatoria a distancias extremas, los autores hallan indicios claros de un flujo común dentro de esta región gigantesca.
Desafío al modelo cosmológico estándar
El descubrimiento plantea un desafío directo al modelo estándar de formación de estructuras. Según las predicciones derivadas del fondo cósmico de microondas, las acumulaciones de materia no deberían alcanzar tamaños tan descomunales. “Quizás no sea sorprendente que, cuanto más nos adentramos en el cosmos, más conectado y extenso encontramos nuestro supercúmulo natal”, señala Noam Libeskind (Instituto Leibniz de Astrofísica de Potsdam). “Descubrir que hay muchas posibilidades de que formemos parte de una estructura mucho más grande es emocionante”, concluye, subrayando la necesidad de observaciones adicionales.
Próximos pasos en el cartografiado cósmico
Por el momento, el equipo prepara nuevas campañas para seguir cartografiando los flujos galácticos y delimitar los contornos reales de la cuenca. Si la existencia de esta BoA (Basin of Attraction) se confirma, nuestro lugar en el universo volverá a redibujarse y los cimientos de la cosmología necesitarán una puesta al día.