Hallan en las anémonas de mar un plano corporal ancestral compartido por los seres humanos

Las anémonas de mar, esos invertebrados que suelen asociarse a la simetría radial de las medusas y los corales, guardan un secreto sorprendente. Investigadores de la Universidad de Viena han comprobado que estos animales emplean el mismo mecanismo molecular que dirige la simetría bilateral en la mayoría de los seres vivos, incluidos nosotros. El hallazgo, publicado en Science Advances, adelanta el origen de este plano corporal a un periodo anterior a la separación evolutiva entre cnidarios y bilaterales.

Un mecanismo común a ambos lados del árbol evolutivo

El estudio se centró en las larvas de la anémona Nematostella vectensis. Durante sus primeras fases de desarrollo, los científicos siguieron la pista de la proteína morfogenética ósea (BMP), mensajera que indica a cada célula en qué tejido debe convertirse. Observaron un gradiente de BMP similar al que organiza el eje dorso-ventral en ranas, moscas y otros animales bilaterales.

Para crear ese gradiente, los bilaterales utilizan una segunda proteína, cordina, que transporta BMP por el embrión. Los investigadores descubrieron que las anémonas de mar recurren a la misma estrategia, lo que obliga a retroceder en el tiempo la aparición de este sistema de señales hasta al menos el Precámbrico, más de 600 millones de años atrás.

Del mar a la genética humana

«El hecho de que las anémonas, pese a su aspecto radial, compartan este método de construcción corporal con los bilaterales indica que nos encontramos ante un mecanismo extraordinariamente antiguo», subraya David Mörsdorf, primer firmante del trabajo. Según el biólogo, el descubrimiento invita a replantear el momento y la frecuencia con que la simetría bilateral emergió en los primeros animales.

Implicaciones para la cronología evolutiva

Hasta ahora se consideraba que la simetría bilateral había aparecido después de que los cnidarios adoptaran su forma radial. Sin embargo, la presencia del sistema BMP-cordina en ambos grupos sugiere que el último ancestro común ya contaba con él. Esto reduce la distancia evolutiva entre criaturas tan dispares como una anémona y un elefante y coloca el origen de nuestro plano corporal en un pasado más remoto de lo que se pensaba.

El trabajo abre la puerta a comparar el catálogo completo de genes relacionados con la simetría en cnidarios y bilaterales. Con ello, los científicos esperan reconstruir con mayor precisión la transición entre un modelo corporal y otro, así como esclarecer cuántas veces, y en qué linajes, se conservó o se perdió la simetría bilateral.

Deja un comentario