Este vegetal refuerza los huesos, ayuda a mantener el peso a raya y podría frenar ciertos tumores

El apio es un aliado nutricional gracias a su abundancia en calcio y potasio, dos minerales básicos para el tejido óseo y la musculatura. Destaca además por sus compuestos antioxidantes capaces de reducir el riesgo de algunos cánceres, mientras su elevada proporción de agua y fibra favorece la saciedad y la eliminación de líquidos.

Bastaron unos cuantos tallos para que este vegetal, empleado con fines culinarios y medicinales desde la Antigüedad, escalara posiciones en la lista de productos imprescindibles de quienes cuidan su alimentación. El interés no es casual: cada porción fresca aporta calcio y potasio, responsables de mantener la densidad ósea y de participar en la contracción muscular, y vitamina K, clave para fijar el calcio en la matriz de los huesos y prevenir la osteoporosis, un problema que crece con el envejecimiento de la población.

Los beneficios no terminan ahí. Los flavonoides y otros compuestos fenólicos presentes en el apio actúan como escudos frente al daño oxidativo que puede desencadenar mutaciones celulares y, con ellas, la aparición de determinados tumores. Aunque la investigación avanza con prudencia, la evidencia apoya la idea de que incluir el apio en la dieta habitual suma puntos a la prevención oncológica.

En paralelo, su combinación de agua, fibra y un aporte calórico muy reducido explica por qué suele recomendarse en planes de control de peso. El elevado volumen líquido facilita la diuresis y la expulsión de toxinas, mientras la fibra prolonga la sensación de plenitud y evita ingestas excesivas.

Cómo incorporarlo al día a día

Su sabor suave y su textura crujiente permiten añadirlo en batidos matinales junto a frutas, en ensaladas frías para dar un toque refrescante o en caldos y sopas cuando se busca un fondo aromático sin grasas adicionales. Tomado crudo como tentempié, acompañado de un aderezo ligero, sacia entre horas; y una infusión preparada con las hojas concentra sus propiedades diuréticas en los meses cálidos. Para aprovechar al máximo sus nutrientes conviene consumirlo en fresco o someterlo a cocciones breves, ya que el calor prolongado puede mermar su contenido vitamínico.

Moderación y asesoramiento profesional

Ningún alimento obra milagros por sí solo. El apio rinde mejor dentro de una dieta variada, ejercicio regular y hábitos saludables. Quienes padecen alteraciones renales o desequilibrios electrolíticos han de consultar con personal sanitario antes de aumentar su ingesta, a fin de evitar posibles interacciones o excesos de potasio.

Elegir apio fresco, de tallo firme y hojas vivas, e integrarlo con mesura supone un paso sencillo hacia una alimentación más equilibrada. Con el respaldo de la evidencia científica disponible y la orientación de profesionales de la nutrición, su consumo puede traducirse en huesos más fuertes, un metabolismo más eficiente y una protección adicional frente a enfermedades de gran impacto social.

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