El observatorio ALMA ha tenido que interrumpir su actividad esta semana después de que una nevada tan intensa como inesperada cubriera el desierto de Atacama (Chile), el enclave con menor pluviosidad del planeta. La dirección del centro activó el protocolo de modo supervivencia para proteger a las 66 antenas repartidas a más de 5.000 metros en la meseta de Chajnantor y poner a salvo a su personal, tras registrarse rachas de hasta 100 km/h y temperaturas de –12 °C. Inutilizado su telescopio por momentos.
El desierto más árido, vestido de blanco
Lo extraordinario no es que nieve en pleno invierno austral, sino la magnitud del episodio. En la base de operaciones de ALMA, situada a unos 2.900 metros, la precipitación sólida es un suceso muy poco frecuente; no se veía algo comparable desde hace más de una década. A una altitud en la que la atmósfera acostumbra a ser extremadamente seca, la combinación de una masa de aire gélido y una inestabilidad atmosférica poco habitual dejó carreteras cortadas, escuelas cerradas y cortes eléctricos en varias localidades del altiplano.
Un gigante científico en pausa
ALMA depende de un cielo limpio y una humedad mínima para captar radiación milimétrica procedente de galaxias distantes, discos protoplanetarios y nubes moleculares. Cualquier rastro de agua en suspensión arruina las observaciones. Por eso, además de girar las antenas para reducir la carga de nieve, los técnicos deberán inspeccionar cada plato, calibrar de nuevo los receptores y verificar que los sistemas criogénicos no han sufrido daños antes de volver a abrir el ojo más sensible del planeta al cosmos.
¿Aviso aislado o síntoma global?
La escena de dunas cubiertas de nieve en el desierto más seco de la Tierra reaviva la discusión sobre la creciente imprevisibilidad del clima. Modelos recientes apuntan a que el calentamiento global podría intensificar episodios extremos, incluso en regiones que hasta ahora se consideraban climáticamente estables. Para la comunidad astronómica la pregunta es obvia: ¿qué ocurrirá si estos eventos se repiten con mayor frecuencia? Cada parada forzosa supone perder ventanas de observación únicas y encarecer el mantenimiento de infraestructuras multi-millonarias.
Más allá de la anécdota
Mientras las cuadrillas retiran la nieve y comprueban el estado de los circuitos, los climatólogos toman nota de un fenómeno que rompe los registros históricos del lugar. Lo que parecía ciencia ficción se ha convertido en realidad: ni siquiera el Atacama es inmune a las nuevas dinámicas atmosféricas. Y si el cielo cambia aquí, concluyen los expertos, cambiará en cualquier parte.