Un equipo internacional de astrónomos confirmó el 2 de julio de 2025 la llegada de un cuerpo celeste cuyo movimiento revela que no está ligado gravitacionalmente al Sol. El descubrimiento, realizado inicialmente por el proyecto ATLAS en Hawái y verificado por la Unión Astronómica Internacional, convierte a este cometa de hielo de entre 10 y 20 kilómetros de diámetro en el tercer visitante interestelar conocido, tras 1I/’Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).
Trayectoria y características del cometa interestelar
Richard Moissl, responsable de defensa planetaria en la Agencia Espacial Europea (ESA), descartó cualquier riesgo para la Tierra y precisó que el objeto «volará profundamente en el sistema solar, simplemente pasando en la órbita de Marte» a cerca de 60 km por segundo, velocidad que supera los 200.000 km por hora. Su trayectoria indica, según Moissl, «que no está en órbita alrededor del Sol, sino que proviene del espacio interestelar y regresará allí».
La naturaleza helada del visitante, deducida por el aspecto difuso que muestran las primeras imágenes, llevó al Centro de Planetas Menores a clasificarlo como cometa. Este rasgo implica que el cuerpo refleje más luz de la que correspondería a un objeto rocoso, de modo que su tamaño real podría situarse por debajo de la primera estimación. Aun así, se trataría del más voluminoso de los tres objetos interestelares detectados hasta la fecha.
Observación y visibilidad hasta 2026
Tras la alerta lanzada por el astrónomo David Rankin en la red social Bluesky, observatorios profesionales y aficionados examinaron archivos de datos fechados desde el 14 de junio para reconstruir la órbita. El análisis confirma que el cometa continuará ganando brillo mientras se aproxima al perihelio, previsto para finales de octubre, y seguirá al alcance de telescopios de aficionado durante buena parte de 2026.
Importancia científica y composición química
El interés científico se centra ahora en estudiar la composición de su coma a medida que el hielo se sublime bajo el calor solar. Al tratarse de material formado en otra estrella, cada espectro obtenido ofrecerá pistas sobre la diversidad química de los sistemas planetarios de nuestra galaxia. De nuevo, un visitante fugaz nos brinda la oportunidad de comparar cómo se forjan los bloques fundamentales de los mundos más allá de nuestro vecindario cósmico.