Una expedición herpetológica liderada por Parinya Pawangkhanant y su equipo ha identificado, el 28 de enero de 2025, una nueva especie de serpiente en las colinas de piedra caliza del sureste de Tailandia, muy cerca de la frontera con Camboya. Los científicos, que recorrían la zona tras una fuerte lluvia, la capturaron con anzuelos de inspección y confirmaron que se trata de la víbora verde de barras rojas (Trimeresurus erythrochloris), un depredador nocturno cuyo rasgo más llamativo son los hemipenes masculinos recubiertos de papilas duras que recuerdan a una maza medieval.
Un camuflaje exuberante
Los investigadores describen un cuerpo “largo y delgado” que supera fácilmente los 30 centímetros, coronado por una cabeza triangular de hocico alargado y aplanado. Sus ojos grandes, de iris amarillo dorado, contrastan con un dorso verde hierba salpicado de bandas marrón rojizo dentadas que desembocan en una cola de tono rojo ladrillo. El vientre, por su parte, luce un azul pálido que vira a verde azulado hacia la punta. Este mosaico cromático inspira el nombre científico: erythros (rojo) y chloros (verde).
El arma escondida
En los machos, el órgano reproductor (el hemipene, alojado habitualmente dentro de la cola) se invierte al exterior durante el apareamiento. En T. erythrochloris presenta espinas densas y afiladas en la base, un diseño poco habitual que proporciona sujeción adicional y subraya la singularidad anatómica de la especie.
Vida entre la roca y la lluvia
La víbora verde de barras rojas es semiarbórea y estrictamente nocturna. Los dos ejemplares analizados se localizaron entre las 20:00 y la 1:00 sobre ramas bajas, coincidiendo con periodos de lluvia intensa. Otros individuos se observaron enredados en lianas caídas, junto a la entrada de cuevas o incluso cerca del suelo del bosque. Aunque durante un censo se contaron hasta diez serpientes en una sola noche, la especie parece mostrarse esquiva y limita su actividad a breves ventanas climáticas.
Distribución y amenazas
Hasta la fecha, la población conocida se restringe a una cadena aislada de colinas kársticas, lo que la expone a la pérdida de hábitat y a posibles capturas para el comercio ilegal de mascotas, atraídas por su vistosa coloración. El equipo recomienda estudios adicionales para evaluar su verdadero rango geográfico, que podría extenderse hacia Camboya, y para establecer medidas de conservación antes de que la presión humana altere irreversiblemente su entorno.
La aparición de Trimeresurus erythrochloris recuerda que los ecosistemas tropicales todavía albergan secretos perfilados con colores vivos y anatomías sorprendentes. Cada descubrimiento plantea nuevas preguntas sobre la evolución, la biodiversidad y la responsabilidad de protegerlos antes de que desaparezcan sin dejar más rastro que una fotografía en la oscuridad de la selva.