¿De verdad necesitas esos 10.000 pasos diarios? Esta científica lo tiene claro: “es una pérdida total del tiempo”

Recuerdo cuando mi reloj inteligente vibraba triunfante al llegar al “mágico” número de 10.000 pasos. Sentía que ya había cumplido con mi cuota diaria de salud. Pero ¿y si te dijera que quizá esté dedicando tiempo a la métrica equivocada?

La biomédica californiana Rhonda Patrick lo dijo sin rodeos en el podcast School of Greatness: “Creo que 10.000 pasos deberían reemplazarse por 10 minutos de ejercicio vigoroso al día”. Su argumento es simple: caminar mucho es mejor que nada, claro, “pero no aumenta el VO2 máximo de manera considerable”.

Patrick citó un experimento que enfrentó dos rutinas en plena jornada laboral de ocho horas. Un grupo caminó 30 minutos seguidos; el otro hizo 10 sentadillas cada 45 minutos. ¿El ganador? Las sentadillas, que regularon mejor la glucosa en sangre. No suena tan descabellado si pensamos que esos micro-esfuerzos disparan el pulso y la respiración en segundos.

El VO2 máximo: el verdadero oráculo de tu longevidad

Aquí viene el dato que me hizo arquear las cejas: quienes se ubican en el 2,3 % superior de VO2 máximo presentan un 80 % menos de riesgo de morir por cualquier causa frente a quienes están en el extremo inferior. Dicho de otra forma, entrenar la capacidad cardiorrespiratoria podría ser un salvavidas mucho más potente que la batahola de pasos.

Patrick recordó el famoso estudio del cardiólogo Benjamin Levine: tras varias semanas de reposo absoluto, un grupo de jóvenes sanos perdió más condición física que en los 30 años posteriores de envejecimiento natural. El mensaje es claro: sin estímulo intenso, el declive se acelera.

Magnesio y ADN: la dupla que protege tus células

La conversación no quedó solo en el movimiento. Patrick lleva años martillando sobre otro punto crítico: el magnesio. Consumir menos del 75 % de la dosis diaria recomendada se asocia, según subraya, a un 76 % más de riesgo de cáncer de páncreas. ¿La razón? “El magnesio es vital para prevenir el daño al ADN.

Sin niveles adecuados, las enzimas no pueden reparar eficazmente las lesiones provocadas por el estrés ambiental y metabólico”, explica. Más aportes de magnesio —ya sea en el plato o en suplementos— se vinculan con menos mortalidad general y por cáncer. Un guiño nada menor para quienes buscan longevidad.

Entonces, ¿qué puedo hacer mientras trabajo?

Aquí va la propuesta que estoy probando estos días: cada 45 minutos me levanto, hago 10 sentadillas o un sprint de 60 segundos subiendo escaleras, vuelvo al escritorio y continúo. En total, sumo esos 10 minutos de esfuerzo vigoroso antes de apagar el portátil. No necesito salir a la calle ni esperar a que termine la jornada.

Personalmente, me fascina cómo un pequeño ajuste —pasar de contar pasos a contar ráfagas de intensidad— puede redefinir la forma en que medimos la salud. Ahora te pregunto: ¿Cambiarás tus 10.000 pasos por intervalos de ejercicio vigoroso? Cuéntame tu experiencia y comparte este artículo con quien aún presuma de su contador de pasos.

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