El qué y el quién convergen en un hallazgo de enorme trascendencia sanitaria: investigadores del Hospital Clínic-Idibaps de Barcelona y del Hospital Universitario de Canarias confirman que la colonoscopia y la prueba de sangre oculta en heces ofrecen la misma eficacia preventiva frente al cáncer colorrectal. El estudio, publicado en The Lancet, se prolongó durante diez años y abarcó a 57.000 personas de 50 a 70 años residentes en Aragón, Canarias, Cataluña, Galicia, Madrid, Murcia, País Vasco y Comunidad Valenciana. El objetivo era responder al por qué y al cómo de la detección precoz: si las dos estrategias funcionan igual, la apuesta debe centrarse en la opción que atraiga a más ciudadanos y permita salvar más vidas con el menor riesgo posible.
Un ensayo clínico pionero
Bautizado como Colonprev, el proyecto es el primer ensayo del mundo que enfrenta directamente ambas vías de cribado. Los participantes fueron asignados al azar a colonoscopia o a prueba de heces, y el seguimiento independiente certificó los resultados. La mortalidad a los diez años fue prácticamente idéntica: 0,22 % en el grupo de colonoscopia y 0,24 % en el de sangre oculta, una diferencia estadísticamente irrelevante según los epidemiólogos que firmaron el artículo. La conclusión, subraya el doctor Antoni Castells, director asistencial del Hospital Clínic de Barcelona, es clara: “Ambas estrategias reducen con la misma eficacia la mortalidad asociada al cáncer colorrectal”.
El diseño aleatorio evitó sesgos de selección y otorgó robustez a los hallazgos. Hombres y mujeres respondieron de forma pareja, y la distribución por comunidades permitió comparar entornos sanitarios dispares. El estudio recibió financiación de la Asociación Española Contra el Cáncer y del Instituto de Salud Carlos III, garantía adicional de independencia científica.
Coste y participación, el factor diferencial
La equivalencia en eficacia deja el foco en el precio y la aceptación social. La analítica de heces cuesta entre dos y cuatro euros, frente a los 150-200 euros que implica cada colonoscopia, una diferencia que se refleja en la participación: 40 % de adhesión para la prueba no invasiva frente a 32 % para la exploración endoscópica. El doctor Enrique Quintero, desde Tenerife, califica el avance de “muy importante” y reclama una movilización institucional que acerque la participación española, por ahora en torno al 45 %, a la media europea.
El modo de entrega de las pruebas también influye. Mientras en el País Vasco los médicos de familia facilitan directamente el kit para recoger la muestra, en Cataluña son las farmacias quienes centralizan el circuito. Las regiones del norte y del este, donde ambos sistemas llevan más tiempo implantados, muestran los índices de respuesta más altos, señal de que la familiaridad con el programa aumenta la confianza ciudadana.
Detección precoz: una asignatura pendiente
El cáncer de colon se origina en pólipos que, sin vigilancia, pueden transformarse en tumores malignos. Detectar y extirpar esos pólipos a tiempo es la clave para reducir la mortalidad, y ahí radica el valor del cribado poblacional. Castells insiste en que “una detección precoz puede salvar muchas vidas” y defiende impulsar campañas que subrayen la seguridad y la sencillez de la prueba de heces, así como la necesidad de repetirla cada dos años.
La evidencia científica es ahora incontestable: escoger entre colonoscopia y test de sangre oculta ya no significa sacrificar eficacia, sino equilibrar recursos, comodidad del paciente y riesgos asociados al procedimiento invasivo. Con la información sobre la mesa, el reto pasa por convencer a cada ciudadano de que participe. El camino puede ser una endoscopia o una muestra de heces. El destino, afortunadamente, es el mismo: detectar el cáncer antes de que sea demasiado tarde y mejorar las probabilidades de curación.