Hace 125 millones de años, en lo que hoy es la provincia de Soria, un espinosaurio de entre diez y doce metros de longitud dominaba las orillas de lagos y ríos. Sus restos (dientes, vértebras, fragmentos de cráneo y huesos de las extremidades) han sido descritos ahora por un equipo internacional encabezado por Erik Isasmendi y Xabier Pereda, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). La investigación, publicada en Cretaceous Research, confirma que se trata del mayor dinosaurio carnívoro conocido en la península Ibérica para el Cretácico Inferior.
Los yacimientos sorianos de Cameros
El material procede de los yacimientos de Los Caños y Zorralbo I, muy próximos a la capital soriana y enclavados en el sector soriano de la Cuenca de Cameros. Allí se acumularon potentes espesores de sedimentos continentales que hoy forman parte de la formación Golmayo, depósitos fluviales datados en el Hauteriviense Barremiense. Los fósiles, descubiertos y restaurados durante décadas por la familia Meijide Fuentes Vidarte, se conservan en el Museo Numantino.
Un depredador adaptado a la vida acuática
Los espinosaurios se distinguen por un cráneo bajo y alargado provisto de dientes cónicos, brazos robustos rematados en garras afiladas y, en algunos casos, una llamativa vela dorsal formada por altas espinas neurales. Su anatomía revela una vida ligada al agua: eran principalmente piscívoros, aunque completaban la dieta con otras presas. Este nuevo ejemplar amplía la diversidad de terópodos registrada en Cameros, donde ya se han descrito cinco especies distintas de espinosaurios, entre ellas Riojavenatrix lacustris.
¿Una especie exclusiva de Cameros?
El tamaño y ciertas particularidades de los restos apuntan a que podría tratarse de una especie exclusiva de Cameros, pero los autores advierten de que harán falta más fósiles para confirmarlo. Además, varios dientes aislados sugieren la presencia de un segundo terópodo, asignado provisionalmente a un tetanuro indeterminado.
Un ecosistema fluvial exuberante
La cuenca soriana no solo albergaba grandes depredadores. En los mismos estratos han aparecido ornitópodos como Magnamanus, saurópodos como Soriatitan y anquilosaurios afines a Polacanthus, junto a restos de cocodrilos, tortugas, lagartos, anfibios, mamíferos, peces óseos e incluso tiburones. El registro se completa con moluscos, crustáceos, algas carofitas y restos vegetales que dibujan un ecosistema fluvial exuberante y diverso.
Investigación y financiación
El estudio ha contado con la colaboración de Adrián Páramo, del Instituto de Investigación en Computación Científica de la Universidad de La Rioja, y de la paleontóloga Elena Cuesta, del Museo Estatal de Paleontología y Geología de Baviera. La financiación provino del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y del grupo de investigación del Gobierno Vasco IT 1485-22. Los resultados forman parte de la tesis doctoral de Erik Isasmendi, defendida con éxito el 15 de octubre de 2024 en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU.
Con este hallazgo, la cuenca de Cameros reafirma su condición de enclave clave para entender la evolución de los dinosaurios terópodos en la península. Y deja abierta la posibilidad de que, entre sus arcillas rojizas, se oculte todavía una especie de espinosaurio única en el mundo.