Leptobrachium aryatium, una especie hasta ahora desconocida, salió a la luz después de casi dos décadas de observaciones de campo y análisis genéticos.
Al caer la noche en una reserva situada entre Assam y Meghalaya, al noreste de la India, el canto grave de unas ranas «de movimientos lentos» no solo convocó a las hembras: también atrajo la atención de un grupo de herpetólogos que, sin saberlo, acababan de tropezar con una nueva especie. La escena ocurrió en las expediciones de 2004 y 2005, pero el hallazgo se ha confirmado este 14 de abril de 2025, cuando la revista Zootaxa ha publicado la descripción oficial de Leptobrachium aryatium, la denominada rana de Arya.
Un retrato físico inconfundible
El equipo, liderado por Jayaditya Purkayastha, Dipankar Dutta, Jayanta Gogoi y Saibal Sengupta, capturó varios ejemplares para estudiar sus rasgos con detalle. Los machos alcanzan 6,3 centímetros de longitud, un tamaño medio dentro de su género, pero su cuerpo resulta llamativamente robusto y sus extremidades, alargadas y provistas de dedos con flecos.
La cabeza, más ancha de lo habitual, sostiene ojos muy grandes y saltones cuyo iris se tiñe de un naranja intenso que contrasta con la pupila negra. La librea combina un marrón grisáceo moteado de manchas oscuras; el vientre, visto desde abajo, aparece densamente salpicado.
Detrás del canto, la prueba genética
Al principio los investigadores la confundieron con una especie conocida por su amplia distribución. Sin embargo, un examen exhaustivo del ADN mitocondrial reveló al menos un 2 % de divergencia genética frente a sus parientes más próximos, un margen suficiente para proclamarla como taxón independiente. Esa diferencia molecular encajaba con un canto peculiar, una ligera variación en el tamaño y una textura cutánea distinta, pistas que los científicos habían pasado por alto durante sus primeras salidas al campo.
Cortejo al borde del arroyo
La vida de L. aryatium comienza y termina ligada al agua. Cuando cae la oscuridad, los machos emiten su reclamo gutural desde los alrededores de los arroyos del bosque tropical. Las hembras llegan atraídas por el sonido y se inicia una persecución circular: si el macho logra sujetar a la hembra desde atrás, ambos se deslizan hasta un charco lateral donde ella deposita los huevos.
Si no, la hembra se escurre entre la hojarasca y él debe empezar de nuevo. Durante las campañas de muestreo el equipo localizó grupos de renacuajos en remansos cercanos, prueba de que la reproducción se completa en las aguas lentas del sotobosque.
Un nombre que rinde homenaje
El epíteto específico aryatium significa «en honor de Arya», un guiño al Arya Vidyapeeth College de Assam por su apoyo continuado a la herpetología regional y a la labor del coautor Jayanta Gogoi. Por ahora, la nueva rana solo se ha documentado en puntos concretos de Assam y Meghalaya, aunque los autores no descartan que su distribución real sea más amplia a lo largo de las estribaciones orientales de la cordillera Garo.
Conservación pendiente
La publicación llega con una advertencia: los bosques que cobijan a Leptobrachium aryatium se enfrentan a la presión de la expansión agrícola y la tala selectiva. Conocer la existencia de la especie es el primer paso para evaluar su estado de conservación, trazar su mapa de distribución exacto y, en última instancia, proteger los arroyos donde se reproduce.
El hallazgo recuerda que, incluso en regiones relativamente exploradas, la biodiversidad real todavía guarda sorpresas a la espera de ser nombradas.