Un metaanálisis de la Universidad de Cornell concluye que la lateralidad no ofrece ventajas en el pensamiento divergente, pese a figuras icónicas como Leonardo da Vinci, M. C. Escher o Jimi Hendrix
¿Son los zurdos más creativos que los diestros? La respuesta, expuesta en julio de 2025 por el psicólogo Daniel Casasanto y su equipo en Psychonomic Bulletin & Review, es un rotundo no. Desde Ithaca, los investigadores de la Facultad de Ecología Humana de la Universidad de Cornell examinaron mil artículos publicados entre 1900 y 2024 para someter a prueba un mito tan seductor como persistente: la supuesta superioridad creativa de quienes escriben con la mano izquierda.
La intuición popular se apoya en ejemplos deslumbrantes. Leonardo da Vinci diseñó máquinas visionarias, M. C. Escher pobló galerías con geometrías imposibles y Jimi Hendrix reinventó la guitarra eléctrica; los tres eran zurdos. Sin embargo, cuando el análisis abandona el anecdotario y penetra en bases de datos amplias, la imagen se desinfla. De los mil trabajos revisados, solo diecisiete ofrecían medidas comparables entre diestros y zurdos, y la mayoría mostraba diferencias casi inexistentes.
Un recorrido por la evidencia científica
Los autores revisaron las tres pruebas de laboratorio más empleadas para medir creatividad: fluidez verbal, usos alternativos y finalización de figuras. Si la mano dominante influyera, la diferencia habría sido clara. No lo fue. Los tamaños del efecto rondaron el cero y, cuando apareció una ventaja, favoreció a los diestros. En los censos profesionales, los zurdos solo despuntaron en artes plásticas y música, no en arquitectura ni ingeniería.
Para explicar esta singularidad, el equipo apunta a la cultura. En artes visuales y música, la técnica se ajusta sin esfuerzo a la mano preferida, mientras que la industria y el laboratorio exigen utensilios para diestros. Además, tocar la guitarra al revés o girar el cuaderno llama la atención y aumenta la fama de los zurdos.
Mitos que se resisten a desaparecer
El estudio identifica tres narrativas que sostienen la leyenda del genio zurdo. La primera es el excepcionalismo: al ser solo uno de cada diez, cualquier rasgo extraordinario asociado a un zurdo brilla más. La segunda es la figura del artista atormentado, que vincula trastorno mental y talento; investigaciones antiguas exageraron hallazgos frágiles. La tercera es el sesgo de publicación: los trabajos pequeños que encuentran más zurdos en muestras artísticas reciben gran eco, mientras los análisis amplios sin diferencias pasan inadvertidos.
Esta combinación genera una ilusión estadística. Un guitarrista zurdo rompe la norma y se recuerda con facilidad, pero miles de compositores diestros pasan desapercibidos. Con el tiempo, los ejemplos memorables sedimentan en la cultura popular y refuerzan la creencia, aunque no reflejen la realidad numérica.
Más allá de la lateralidad: lo que impulsa la creatividad
El metaanálisis no resta mérito a quienes escriben con la izquierda, pero recuerda que la creatividad depende sobre todo de la educación, la práctica deliberada y la apertura a la experiencia. También influyen el apoyo familiar, la exposición temprana al arte y la libertad para explorar sin miedo al error. Cuando estos factores convergen, la imaginación florece con independencia de la mano dominante. En ese sentido, la zurdera ni impulsa ni frena el talento, simplemente forma parte de la diversidad humana.
Desmitificar la relación entre lateralidad y genialidad evita barreras mentales y anima a cultivar el pensamiento divergente en todas las aulas. La originalidad, concluye Casasanto, es un músculo entrenable. No pregunta por la mano que sujeta el lápiz, sino por el tiempo dedicado a observar, fallar y rehacer. La evidencia científica lo confirma: la verdadera inspiración está al alcance de cualquiera que se atreva a perseguirla con paciencia, curiosidad, valentía y rigor.