Un equipo internacional, gracias al Very Large Telescope de Chile, ha captado por primera vez la luz de un protoplaneta que moldea el disco de gas y polvo que rodea a la joven estrella HD 135344B.
En la madrugada del pasado 18 de abril, astrónomos europeos utilizaron el nuevo instrumento Enhanced Resolution Imager and Spectrograph (ERIS) del Very Large Telescope (VLT) para inmortalizar, en pleno proceso de formación, un cuerpo del tamaño de dos Júpiteres que orbita a su estrella a unas 30 unidades astronómicas, la misma distancia que separa a Neptuno del Sol. La escena ocurre en la constelación de Lupus, a 440 años luz de la Tierra, y constituye la primera prueba visual de que los brazos espirales de un disco protoplanetario pueden ser tallados directamente por un planeta en gestación.
HD 135344B ya era un viejo conocido de los expertos: las imágenes obtenidas años atrás con el instrumento SPHERE del VLT mostraban un disco con anillos y espirales sospechosamente perfectos. Faltaba, sin embargo, el actor principal. Ahora, ERIS ha localizado el brillo infrarrojo del protoplaneta justo en la base de uno de los brazos, tal y como predecían los modelos numéricos.
El hallazgo confirma, según la NASA, que los ladrillos de los mundos nacen en estos discos con forma de rosquilla compuestos por gas y polvo. La luz captada —no una sombra ni una variación de brillo— aporta un grado de certeza inédito en la caza de planetas más allá del Sistema Solar.
«Lo que hace que este hallazgo sea potencialmente un punto de inflexión es que, a diferencia de observaciones anteriores, somos capaces de detectar directamente la señal del protoplaneta, todavía muy incrustado en el disco», celebra Francesco Maio, investigador de la Universidad de Florencia y autor principal del estudio.
Hasta ahora, la mayoría de los casi seis mil exoplanetas> conocidos se habían inferido de manera indirecta, por ejemplo midiendo el leve parpadeo de su estrella anfitriona. Observar la luz propia de un mundo en formación —que apenas emerge entre remolinos de polvo— supone un paso decisivo para comprender cómo y dónde surgen los gigantes gaseosos.
ERIS apunta alto: con la misma óptica adaptativa que reveló al planeta de HD 135344B, el instrumento acaba de descubrir un posible objeto subestelar en el disco de la joven estrella V960 Mon, a 5 000 años luz, abriendo la puerta a una nueva generación de imágenes directas de sistemas planetarios embrionarios.