Una empresa promete devolver a la vida mediante ingeniería genética al moa gigante, un ave colosal que desapareció hace 600 años

La compañía de ingeniería genética asegura que recreará el ave no voladora más grande que ha conocido el archipiélago, pero los científicos sostienen que el resultado no será un auténtico moa.

La empresa estadounidense Colossal Biosciences ha anunciado este martes 8 de julio que, en un plazo de diez años, tendrá lista una versión viva del moa gigante de la Isla Sur (Dinornis robustus), un ave que alcanzaba los 3,6 metros de altura y que desapareció hace unos 600 años tras la llegada de los primeros cazadores humanos a Aotearoa. «Vamos a traer de vuelta a los dinosaurios aviares», proclamó la compañía a través de sus redes sociales al confirmar su nuevo proyecto de desextinción.

Polémicas sobre la autenticidad del nuevo moa

La propuesta llega apenas tres meses después de que Colossal asegurase haber resucitado al lobo “gigante”, un título que muchos expertos pusieron en entredicho al constatar que los animales presentados eran, en esencia, lobos grises con una veintena de modificaciones genéticas. Aquella polémica se repite ahora con el moa. Para el paleontólogo Trevor Worthy, de la Universidad Flinders, «es inaceptable celebrar la capacidad de recrear un animal futuro mientras innumerables especies reales se están perdiendo hoy». A su juicio, el ave que surja del laboratorio nunca podrá ser un moa, sino un híbrido con rasgos parecidos.

La profesora de zoología Philip Seddon, de la Universidad de Otago, coincide: «No existe una vía de ingeniería que restaure verdaderamente una especie perdida, sobre todo cuando su ecosistema desapareció hace siglos». La propia científica jefe de Colossal, Beth Shapiro, reconoció tras el caso del lobo que «no es posible recuperar algo idéntico a una especie extinta», una afirmación que, sin embargo, no se refleja con la misma claridad en los comunicados oficiales de la compañía.

Cómo planea Colossal traer de vuelta al moa

El plan para el ave neozelandesa parte del ADN extraído de restos óseos conservados en el Museo Canterbury, la mayor colección de huesos de moa del mundo. Los investigadores compararán ese material genético con el de los tinamúes y emús, los parientes vivos más próximos, con el fin de identificar y editar en ellos los rasgos clave del moa.

Las células modificadas se implantarán en embriones de dichas aves, que actuarán como madres sustitutas. Los ejemplares resultantes no se liberarán directamente en la naturaleza, sino que se mantendrán en un recinto cercado mientras se evalúa su adaptación.

Potenciales beneficios y riesgos del proyecto moa gigante

Según Worthy, estos animales no representarían una amenaza sería para las personas; a lo sumo, una patada de sus poderosas patas podría causar lesiones a quien intentara acercarse demasiado. Colossal argumenta, por su parte, que el proyecto impulsará tecnologías útiles para la conservación de especies en peligro, como el desarrollo de huevos artificiales y nuevos protocolos de edición génica.

No todos están convencidos. El ecólogo Stuart Pimm, de la Universidad de Duke, califica la iniciativa de «algo salido de Frankenstein» y recuerda que parecerse no es lo mismo que ser.

Mientras la empresa capitaliza el atractivo mediático de resucitar gigantes prehistóricos, los especialistas insisten en que el verdadero desafío sigue siendo proteger la biodiversidad que aún sobrevive.

Ilustración de John Megahan, CC BY 2.5.

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