Un comunicado reciente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), con motivo del tratamiento informativo que se había dado al asesinato de Gabriel Cruz, alertaba de que hay “algunos medios de comunicación y periodistas, que han confundido la profesión con la búsqueda constante de audiencia a cualquier precio”.

La federación señalaba que estaban recibiendo “quejas” de las asociaciones de prensa y de diferentes “entidades ciudadanas” por lo que insistían en que su Código Deontológico señala que “el periodista evitará la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias”. De la misma manera que recordaban que aunque es difícil “conjugar el derecho a la información y el respeto a las víctimas”, hacían hincapié en que “el sensacionalismo, el morbo o la difusión de imágenes que nada aportan a la información pueden ocasionar pérdida de credibilidad, que constituye el valor que aporta el periodismo a la sociedad”.

Con estas premisas y otras contradicciones hemos repasado las últimas polémicas de los matinales que conducen Ana Rosa Quintana y Susanna Griso.

 


El programa de Ana Rosa: contradicción y “circo mediático”

Tras la aparición del cadáver de Diana Quer en un pozo  de una nave abandonada en la localidad coruñesa de Rianxo, eran los propios usuarios de las redes sociales, los que acusaban a la popular presentadora y a sus colaboradores de montar un “circo mediático” tras la desaparición de la joven, sacando los “trapos sucios” familiares durante sus emisiones. Al tiempo que también se acusaba de haber responsabilizado en sus tertulias a la víctima (Diana). Catalogando a la joven de “fresca” o estigmatizándola porque “le gustaba mucho salir de fiesta”.

Sin embargo la búsqueda de audiencia continuaba. “¿Cómo es Diana Quer?”, se preguntaba ‘El programa de Ana Rosa’ en octubre de 2016. Para obtener respuesta a esta pregunta, el espacio de Mediaset decidió recurrir a una perito judicial y grafóloga. "Personalidad inmadura, que intenta escapar de la convivencia familiar. Necesita mucho afecto, cariño y que la valoren. Le gusta ser el centro de atención. Su firma nos indica que no se acepta, que tiene cierto complejo de inferioridad y una autoestima muy baja", afirmaba entre sus conclusiones.

Pero la polémica no termina aquí. La última de la popular presentadora, estaba protagonizada por la contradicción de la conductora del matinal de “la cadena amiga” ante la huelga feminista convocada en el Día Internacional de la Mujer del pasado 8 de Marzo. Durante la entrevista al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, el día 1 de marzo, la presentadora ante la pregunta del jefe del ejecutivo de si ella tenía pensado acudir a la huelga, la presentadora afirmó con rotundidad: “No voy a hacer huelga porque mi función es contar lo que pasa y voy a ayudar más así. Pero estoy muy a favor de lo que reclaman”. Días después, mediante su cuenta oficial de Twitter se desdecía: “Si las mujeres paramos, que se note. No hay @ELPROGRAMADEAR. #LasPeriodistasParamos”. A pesar de esto, Ana Rosa negaba a la portavoz parlamentaria de Podemos, Irene Montero, que le dijese a Mariano Rajoy que ella no secundaría la huelga.

 

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Espejo Público: más opinión que información, además de “manipulación”

Las controversias de la periodista catalana, no solo se ciñen al tratamiento de casos como el de Diana, por el que llegaron a hacer un ejercicio de autocrítica en el que se afirmó: “Nos da vergüenza cosas que hemos publicado” . La política entró de lleno en el espacio de Antena 3. A principios de marzo, una mujer que se había hecho popular en el programa “La Sexta Noche” al hablar de pensiones, en el que afirmó que era “mayor pero no gilipollas”, visitaba el programa Espejo Público para reivindicar el movimiento de los pensionistas por la defensa de una retribución digna. La presentadora del espacio tras cuestionar a la invitada sobre sus preferencias políticas para solventar el problema y deducir que era votante de Podemos, le advertía: “Deduzco que usted tiene la esperanza ya depositada en Podemos (...) Fíjese lo que pasó en Grecia, que luego les pegaron un hachazo tremendo”. Tras esta afirmación los espectadores alzaban la voz para criticar a Griso por su actitud, al tiempo que le reprocharon que:  “eso no es periodismo”.

Así mismo, Susanna también se convertía en la diana de las críticas con motivo de la entrevista que realizó  a tres estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona que denunciaban “la elaboración de listas de alumnos que no son independentistas”, durante la deriva independista catalana. Muchos usuarios de las redes sociales se quejaron de que el programa no explicó que las tres jóvenes eran miembros de Jóvenes de Sociedad Civil Catalana, tachando así a los trabajadores del espacio de manipuladores. En este caso, también la UAB ponía una queja ante el Consell de l’Audiovisual de Catalunya y el Col·legi de Periodistes de Catalunya, acusándoles de “falta de ética periodística”. La universidad cuestionaba la veracidad de dichos testimonios por pertenecer a Sociedad Civil Catalana.

Ahora que se han aclarado estos casos,  aparecen voces que acusan a los medios de haber actuado con poca dignidad. Pero lo cierto, es que se ha creado un monstruo para entretener al público. Como sociedad deberíamos pensar si los consumidores somos corresponsables o simplemente seguiremos siendo jueces de los programas de televisión que hemos alimentado.