Si hubiese que poner nombre y apellidos a la falta de solidaridad e irrespetuosidad, sin duda, se llamaría Victoria Federica de Marichalar y Borbón, así lo ha demostrado durante la pandemia.

El coronavirus no ha sido un impedimento para que la joven siga acudiendo a fiestas, mostrar su cariño a los suyos y respirar el aire fresco sin mascarilla. Unas acciones contraproducentes a las indicaciones de Sanidad.

Vanitatis ha podido captar una serie de fotografías exclusivas donde se ve a la sobrina de Felipe VI repartiendo amor entre sus más allegados. Dichas instantáneas están tomadas desde la puerta de su universidad, The College for International Studies (CIS) de la calle Velázquez, en las que se aprecia una joven despreocupada, dando besos y abrazos a sus compañeros a la salida de las clases. Aunque no es la primera vez que salen a la luz unas instantáneas similares.

Victoria Federica se salta las normas sanitarias. Vanitatis

Victoria Federica, junto a un amigo, saltándose las normativas sanitarias. Foto: Vanitatis. 

Sin embargo, esta vez ha llamado más la atención por la falta de una prenda indispensable en tiempos de pandemia: la mascarilla. Entre risas y colegueo, la nieta de Juan Carlos I se bajó la mascarilla para regalar a sus amigos la mejor de sus sonrisas.

Según advierten las autoridades sanitarias, los ciudadanos deben guardar una distancia interpersonal de al menos un metro y medio, y en caso contrario, llevar siempre mascarilla, pero bien colocada, tapando boca y nariz. En este caso, parece que la teoría es fácil, aunque no lo es tanto la práctica, sino que se lo digan a Victoria Federica, que aún no sabe cómo debe de colocarse la mascarilla.

Mucha fiesta, pero poca distancia de seguridad

Hace pocos días, la hija de la infanta Elena volvió a ser un foco mediático después de que el pasado 11 de octubre, se filtrasen unas imágenes de la joven de fiesta en una de las sesiones de su novio, el dj Jorge Bárcenas.

En la cinta, que están grabadas en un local de la plaza de Colón de Madrid, se aprecia a varios jóvenes bailando sin respectar la distancia interpersonal y con la mascarilla mal puesta, o simplemente quitada.

De tour por España en pleno estado de alarma

El pasado junio, aún con el estado de alarma vigente en España y la prohibición de movilidad, Victoria Federica decidió volver a Madrid contra todo pronóstico.

La hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar pasó la mayor parte del confinamiento en Jaén, un lugar donde también dio de qué hablar por sus actos irresponsables.

Victoria, gran objeto de crítica durante esta pandemia, se fotografió en una peluquería sin respetar la distancia de seguridad y sin el uso de mascarilla. Seguidamente, tras las publicaciones de varias instantáneas con su novio Jorge Bárcenas, también cabreó a los jienenses, que consideraban que “hace lo que le sale del moño”.

Después de su estancia en Jaén, la sobrina de Felipe VI decidió saltarse las normas y regresar a Madrid, su “residencia habitual”.

La Covid-19 en la Corona

Victoria Federica no ha sido la única persona relacionada con el mundo de la realeza a la que han señalado, aunque ya dejó claro Felipe VI en 2014 que no pertenecía a la familia real al sacar fuera de la Corona a sus hermanas y sus respectivos hijos.

Aunque la familia real española ha respetado todas las medidas, no ha sido el caso de la holandesa. Guillermo Alejandro y Máxima se vieron obligados a disculparse en público después de viajar a Grecia por vacaciones en un momento en el que el país atraviesa medidas de restricción de movilidad. En la misma línea, el príncipe Alberto de Mónaco fue grabado ese fin de semana divirtiéndose en el Oktoberfest en una sala repleta de gente sin mascarilla y sin guardar la distancia de seguridad.

¿Cómo es la universidad elitista de Victoria?

Victoria Federica comenzó sus estudios universitarios el año pasado con el grado de Administración, al igual que Felipe de Marichalar, en el centro The College for International Studies (CIS) de la calle Velázquez. Una universidad que cuesta aproximadamente 20.000 euros al año.

Según la página web del centro, sus valores se basan en principios humanistas y con un sistema “mucho más accesible para el alumno”, ya que los alumnos no tienen que superar ninguna prueba de selectividad. Los requisitos para acceder a estos estudios son: notas de 3º y 4º de la ESO, certificados originales de las calificaciones de 1º y 2º de Bachillerato, una carta de recomendación, fotocopia del DNI y una fotografía tamaño carnet.

La cuota de solicitud es de 90 euros, y una vez matriculados, el curso tiene un valor mínimo de 20.000 euros anuales.