Lo que podía ser una simple lucha de egos, el periodista y escritor Alfonso Ussía decidió que se transformara en un escándalo mayúsculo en el periódico La Razón. Publicó un tuit en el que aseguraba: “Me acaba de comunicar mi director, que mañana, por primera vez en 15 años, no saldrá por censura interior mi artículo en La Razón”.

La situación recuerda mucho a la vivida en 2004, cuando Ussía dejó el periódico ABC , al que llevaba vinculado veinte años, después de que la cabecera no le publicara un artículo titulado El cerdo vasco. Ese mismo año, fichó por La Razón. Desde la contraportada, ha escupido odio e insultos a diestra y siniestra, sin que se le pusiera límite. Ni siquiera las sentencias condenatorias que han costado mucho dinero al periódico, según reconoce el director Francisco Marhuenda, impedían que continuara con su estilo faltón, machista y homófobo. Por eso, cuando publicó su tuit, muchos se llevaron las manos a la cabeza y se preguntaron qué podía haber escrito, teniendo en cuenta que anteriormente había publicado barbaridades y no había sido censurado jamás por su periódico.

La explicación es que el contenido del artículo no tiene nada que ver con la espantada. No se trató de censura, sino que Ussía, fiel a su estilo, se negó a compartir contraportada con Marhuenda. Porque él lo vale. Incluso en estos momentos graves, siguió mirándose el ombligo y no aceptó que se dividiera la contraportada en dos, para incluir su artículo y el del director del periódico. Esa es la explicación que dio Marhuenda en la radio.

La historia no terminó allí. Después de que se negara a compartir espacio, de todas maneras, mandó su columna habitual. En ella, según el director, había datos falsos, de esos que cuestan dinero en forma de querella, cosa que le hizo saber al periodista. En ese momento, Ussía decidió publicar su tuit lleno de veneno.

En lo personal no quiero saber nada más de él”, declaró Francisco Marhuenda, lo cual hace suponer que la andadura de Ussía en La Razón ha tocado a su fin. Llama la atención que alguien se sorprenda, incluido Marhuenda, por semejante actitud. Un señor que ha alimentado el odio durante años, ha insultado, ha faltado y ha hablado con desprecio de todo lo que se desviara un milímetro de su sectario pensamiento, no iba a cambiar a la hora de morder la mano de quien le da de comer.

Francisco Marhuenda, por su parte, en lugar de detenerse en este asunto, debería rectificar la portada del pasado martes, en la que se aseguró que “Un informe del CSIC alertó en enero de que el virus era letal”. La información es falsa, según palabras del propio CSIC, que salió a desmentirla y aseguró, desde su cuenta oficial de Twitter: “Reportamos al Gobierno la investigación y recursos movilizados frente al virus”. Sería bueno que la energía de Marhuenda fuera canalizada hacia esa rectificación.

Si Ussía hubiera aceptado de buen grado la partición de la página, al menos mientras durara la crisis, nada de esto habría pasado. Pero como vive de la provocación, esta vez no iba a ser la excepción. En el pecado está la penitencia.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com